La nueva ciencia ficción se nutre de realidades
Ya no es una literatura de escape sobre otros mundos, sino una oportunidad de enfrentar hechos como el cambio climático o experimentar con la escritura colectiva
Un campo de escritores cada vez más diverso desde el punto de vista racial y étnico, tanto en EEUU como en el extranjero, utilizan la ficción (especulativa, científica, fantástica) para reimaginar su mundo y su futuro; así como problemas complejos como el cambio climático, los legados del colonialismo y la globalización, la violencia contra las mujeres, la desigualdad y otras cuestiones.
Los géneros de ficción, que solían identificarse con extraterrestres, naves espaciales y monstruos, procedían principalmente de una perspectiva occidental, blanca y masculina.
Sin embargo, hoy se han convertido en una forma popular de abordar -o reaccionar- ante las realidades del mundo.
Ahora son relatos que “van más allá del estereotipo de los viajes espaciales”, según Ericka A. Hoagland, quien es Profesora Asociada y Coordinadora de Estudios de Posgrado, Inglés y Escritura Creativa en la Universidad Estatal Stephen F. Austin.
Lamenta que el género tenga “mala fama como literatura juvenil de evasión”, pero cree que eso se está superando. Tampoco la ve como una vía de escape, sino como “una hoja de ruta emergente y esperanzadora para salir de nuestras crisis actuales”. Se refiere a asuntos como el cambio climático, el racismo, la migración y los conflictos entre potencias.
Creatividad basada en hechos
La también coautora del libro “Science Fiction, Imperialism, and the Third World”, afirmó que inquietudes reales, como el aumento del nivel del mar, son temas actuales en la literatura de ciencia ficción.
En este universo transcurre, por ejemplo, Mother Ocean, de Vandana Singh. La subida del nivel del mar desplaza a millones de personas. La heroína entabla amistad con una ballena azul, que quedó atrapada en una red de fibra óptica.
“Ella salva la vida de la ballena, pero además aprende a hablar su idioma”. Hoagland ve esto como una metáfora que invita a aprender el lenguaje de la naturaleza y afirma que estas historias están adquiriendo más visibilidad.
“Hay un cambio en lo que el público quiere leer y en lo que quiere apoyar”, afirma.
Para Libia Brenda, investigadora sobre la imaginación climática en la Universidad Estatal de Arizona, los escritores deben colaborar entre ellos para salir adelante.
Esta manera de pensar la ha llevado a participar en interesantes experiencias de escritura colectiva, que, según ella, han mejorado en gran medida el resultado final.
Brenda menciona un relato a partir de una ficticia erupción volcánica en México, provocada por el cambio climático. Sin embargo, aclara que su grupo de escritores intenta imaginar un mundo posible y basado en la esperanza.
La también editora y traductora residente en Ciudad de México, es creadora de una historia colectiva que reunió a 50 personas y presenta un videojuego descargable, titulado “A Larger Reality 2.0”. Dice estar cansada de “los futuros distópicos, de la ciencia ficción masculina, supervertical, supermasculina y supercomercial”. Adicionalmente, defiende una mayor diversidad de voces.
A contracorriente en el género
Ken Liu, autor estadounidense de ficción especulativa, ganador de prestigiosos premios literarios, como Nébula, Hugo y World Fantasy, cree que la ciencia ficción está mal denominada, porque ciertamente tiene muy poco que ver con la ciencia.
“Es más bien ficción sobre tecnología”, aclara. Y propone una denominación que considera más adecuada: “Tech-fi”.
Diferenciente la ciencia, como un estudio elevado y académico, mientras que la tecnología es la aplicación de los conocimientos científicos. Y complementa afirmando que, usualmente, la tecnología se adelanta mucho a la ciencia.
Es creador de la tetralogía Dinastía Dandelion, para la cual el término “punk de seda” como género inspirado en el mito, la historia y la tecnología asiáticos. Una visión oriental dentro de un género considerado como tradicionalmente occidental.
Considera que para los escritores de este género es esencial entender la naturaleza humana porque solamente así entenderán la tecnología; igual que no es posible entender a los castores sin entender sus represas o a las abejas sin las colmenas.
Isis Asare es escritora y librera. Es también la directora ejecutiva y fundadora de Sistah Scifi, primera librería de ciencia ficción y fantasía de propiedad negra en los Estados Unidos, validada por la Asociación de Libreros Americanos.
Para ella, la ciencia ficción es especialmente liberadora para los escritores de color, “porque no hay límites estrictos. Esto permite a los autores imaginar y perseguir fuera de los límites de otros tipos de ficción”. También apunta que esta ausencia de fronteras invita a los lectores a reavivar su imaginación.
Ella rescata el término “afrofuturismo”, palabra acuñada a finales de los 80 por un periodista blanco, en el marco de una redefinición de la negritud. Las coordenadas de este género estarían situadas en la intersección de la cultura de la diáspora africana y la fusión de ciencia y tecnología.
Finalmente, Samit Basu, novelista y cineasta indio, cree que la ciencia ficción debe centrarse más “en los múltiples Apocalipsis a los que a menudo nos enfrentamos”. No cree que el terreno del género sea los pequeños problemas individuales.
Su amplia obra incluye novelas de ciencia ficción, fantasía y superhéroes, libros infantiles, novelas gráficas, relatos cortos y obras de no ficción. Aboga por un enfoque más realista de la resolución de problemas.
Recuerda que en todo el mundo nos enfrentamos esencialmente a los mismos problemas y que ponerle atención a un problema cada vez que llega una crisis concreta “No es suficiente”.