Viruela del mono: ¿qué tan peligrosa es?
Su síntoma más identificable es una erupción, que puede parecer granos o ampollas. Aparece en la cara, el interior de la boca y los genitales. Otros síntomas incluyen fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares y de espalda e inflamación de los ganglios linfáticos
El pasado 5 de julio se contabilizaban 5.700 casos de viruela del mono en todo el mundo, los cuales se ubicaban en 51 países, según los Centros para el Control de las Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
De esos casos, 460 están en este país, donde no se han registrado muertes, aunque hay casos en la mitad de los estados.
El virus es miembro de una clase más amplia de enfermedades, como la viruela y la varicela. Debe su nombre a que los investigadores la identificaron por primera vez en un primate.
Su síntoma más identificable es una erupción, que puede parecer granos o ampollas. Aparece en la cara, el interior de la boca y los genitales. Otros síntomas incluyen fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares y de espalda e inflamación de los ganglios linfáticos.
Pexels – Andrea Piacquadio
Se da en África Central y Occidental, donde existen dos cepas. La actual viajó a Europa, probablemente desde Nigeria, y luego a Alemania, Gran Bretaña, Massachusetts y otros lugares. Lo que hace que este brote sea inusual es el número de países que no habían informado previamente de la enfermedad y ahora lo hacen.
¿Hasta qué punto debemos preocuparnos? ¿Supone la viruela del mono un riesgo similar al del COVID? ¿Con qué rapidez puede propagarse? ¿Son ciertas poblaciones más vulnerables que otras? ¿Disponemos de terapias o vacunas eficaces para controlar la propagación?
Un vistazo al virus
El doctor William Schaffner es profesor de Medicina Preventiva en la Universidad de Vanderbilt de Nashville, Tennessee. Explica que se trata de un virus que se propaga a través del contacto personal estrecho, normalmente piel con piel.
Agrega que puede contagiarse por vía respiratoria, por gotas de saliva hasta a un metro de distancia o a través de toallas y ropa de cama contaminadas. Para tranquilidad de la gente, confirma que no se propaga ampliamente y con facilidad, como lo hace el COVID.
El periodo de incubación dura entre una y dos semanas. Posteriormente, aparecen dolor de cabeza, malestar, algo de fiebre, ganglios linfáticos inflamados y finalmente una erupción. “Esto deriva en una ampolla, generalmente claras, pero que con el tiempo se llenan de pus. Si se palpan, son firmes y gomosas”, detalla.
Dichas lesiones aparecen en menor cantidad que la viruela y se presentan usualmente en la zona genital y alrededor de los glúteos y el ano. “Sin embargo, en casos graves, pueden aparecer en las manos, los brazos, la cara y el pecho de las víctimas”, advierte.
También alerta que el líquido de la ampolla es muy contagioso. ‘Las lesiones mejoran lentamente con el tiempo. Se forman costras y desaparecen”.
Como curiosidad, menciona que el 98% de los casos se han producido en hombres, lo que para él constituye una característica epidemiológica poco usual. Agrega que el virus se propagó inicialmente entre pacientes homosexuales y bisexuales en los actos del orgullo gay en Europa. Por ello recomienda a este grupo demográfico “Tener mucho cuidado con sus prácticas sexuales actuales, evitando el sexo anónimo, y siendo personalmente limpios, inspeccionándose a sí mismos y a sus parejas, a ver si tienen lesiones”.
Concluye afirmando que la mayoría de las personas presentan infecciones leves y son tratadas de forma ambulatoria, con tratamiento sintomático.
Vigilancia y precaución
La Organización Mundial de la Salud afirmó que el brote no constituye una emergencia sanitaria mundial. Sin embargo, advirtió que el brote debe ser vigilado de cerca y revisado periódicamente.
“Es una tantas enfermedades desatendidas y tropicales, que generalmente no infectan a mucha gente”, según el doctor Ben Neuman, profesor de biología y virólogo jefe del Global Health Research de la Universidad de Texas A&M.
Añade que muta lentamente, pero cada vez que un virus salta de la naturaleza a las personas “hay algunos cambios, algunas incógnitas y algunas sorpresas”. Cree que no es algo para inquietarse ahora mismo; pero podría ser en un futuro, si no se toman las precauciones.
El brote podría persistir si no se le hace frente rápidamente, coincide el doctor Gregg Gonsalves, Profesor Asociado de Epidemiología en el Instituto de Salud Global de Yale. “Siempre existe la posibilidad de que salte a otra población”.
Gonsalves revela que hay dos vacunas contra la viruela del mono. La denominada Jynneos fue aprobada en 2019 por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). Requiere dos dosis, con un intervalo de cuatro semanas; pero el suministro no es robusto. “Estados Unidos tiene la mayor reserva de vacunas y material. Sin embargo, la fábrica donde se producen la mayoría de las vacunas contra la viruela del mono está siendo renovada”, lamenta Gonsalves.
Detalla que la vacuna se agotó recientemente en Nueva York y que probablemente no estará disponible para los más de 50 países que están experimentando brotes. El medicamento Tecovirimat (TPOXX) también ha demostrado tener cierto efecto en la protección de las personas.
Los expertos médicos subrayan que la única manera de evitar una nueva epidemia es mediante una respuesta temprana de las autoridades sanitarias y del público. Los pasos clave son hacerse la prueba, vacunarse y compartir la información a través de campañas de salud pública.
Lo ideal es someterse a una prueba de PCR, similar a la que se utiliza para diagnosticar el COVID. Los CDC están trabajando para ampliar el número de lugares en los que se pueden realizar. Además se deben tomar precauciones en lugares donde hay un estrecho contacto físico, como albergues para indigentes, campos de refugiados, gimnasios y clubes.