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No se salen con las suyas

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Sin menciones de ningún tipo pasó la conmemoración del 2 de diciembre, aciaga jornada en la que la dictadura militar que fustigó la dignidad de los venezolanos celebraba la amañada jornada electoral que la llevó a retener el poder a partir de 1952 y que abrió las puertas para que se redactara una constitución plenamente centralista que ataba el poder para la élite gobernante y que sembró un sistema abiertamente centralista.

El régimen se empeñó a partir de allí en convertir la fecha en un hito, inaugurando obras -algunas antes de tiempo solo por la premura de que estuviesen listas cuando se requería, dejando en muchos casos consecuencias- fundamentalmente en los grandes centros urbanos, dando la sensación de que el país crecía con construcciones, almacenes y algarabía, mientras una realidad silenciosa se manifestaba, sin que pudiese hacerse mayor señalamiento, dada la censura y el terror imperantes.

El 30 de noviembre de 1952 los venezolanos debían acudir a sufragar por los miembros que integrarían una Asamblea Nacional Constituyente que además de redactar una nueva norma fundamental, debía elegir autoridades. Pese a la arbitrariedad cometida contra las fuerzas opositoras cuyas tarjetas fueron proscritas y parte de su dirigencia expulsada o encarcelada, los adversarios de la tiranía se movilizaron, dando un rotundo triunfo a los factores democráticos unitarios.

La dictadura, actuando con su tramposa naturaleza, decidió cometer un bochornoso fraude electoral que cambió los resultados, desconoció el mandato de los órganos que regían el proceso y procedió a proclamar a los candidatos del régimen, obteniendo la mayoría necesitada para mantenerse en el mando.

69 años después del triste episodio, la fecha no se recuerda, aunque hacerlo permite entender que por más que desconozcan el mandato ciudadano y ejerzan toda su fuerza para imponerse, las dictaduras terminan cayendo, haciendo que lúgubres fechas como el 2 de diciembre, den paso a gestas valientes como el 23 de enero, en el que la esperanza se hace realidad.

correoacademicoldav@gmail.com
@luisdalvarezva

 

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