El cierre del Gobierno agrava la crisis sanitaria en Estados Unidos
El cierre del Gobierno federal deja a millones de estadounidenses al borde de perder su seguro médico. La falta de acuerdo en el Congreso amenaza con disparar los costos de salud y agravar la desigualdad en el acceso a la atención médica
Mientras el cierre del Gobierno federal entra en su quinta semana, los expertos advierten que el costo de la atención médica se ha convertido en el núcleo del estancamiento político. Millones de estadounidenses podrían perder su cobertura de salud o enfrentar aumentos drásticos en sus primas antes de que termine el año.
De acuerdo con estimaciones recientes, más de 12 millones de personas podrían quedar sin seguro médico, y cerca de 4 millones perderían la cobertura de manera inmediata al expirar los subsidios de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA).
Cierre del Gobierno: Los más vulnerables, los primeros en perder
Ashley Kirzinger, la directora de metodología de encuestas de la organización KFF señaló que los aumentos previstos en los planes de salud “golpearán de lleno el presupuesto de los hogares”.
“Siete de cada diez estadounidenses afirman que no podrán pagar un seguro más caro sin sacrificar gastos esenciales como alimentos, transporte o vivienda”, dijo Kirzinger, al presentar los resultados de una reciente encuesta nacional.
La especialista explicó que los efectos se sentirán con mayor fuerza entre los trabajadores independientes y las familias de ingresos medios. “El fin de los créditos fiscales ampliados supondrá un retroceso importante. Es probable que muchas personas renuncien a su cobertura por simple falta de recursos”, añadió.

Los más vulnerables, los primeros en perder
Para Jennifer Sullivan, directora de Health Coverage Access en el Center on Budget and Policy Priorities, el cierre agrava las desigualdades del sistema sanitario estadounidense.
“Los más pobres perderán lo poco que habían ganado. Estas familias habían logrado acceder a un seguro gratuito o de bajo costo, y ahora corren el riesgo de volver a quedar completamente desprotegidas”, señaló.
Sullivan explicó que los cambios recientes en los requisitos de Medicaid y los retrasos administrativos están afectando a comunidades enteras. “Hay personas que descubren que su cobertura ha sido cancelada solo cuando llegan al hospital o intentan comprar un medicamento”, advirtió.
También destacó el impacto en la salud pública: “Cuando se reduce el acceso a la atención médica, los costos no desaparecen; simplemente se trasladan a las salas de emergencia y a los presupuestos estatales”.
La salud, rehén del estancamiento político
El director ejecutivo de Families USA, Anthony Wright, criticó el estancamiento político en el Congreso y llamó a ambas partes a alcanzar un acuerdo que priorice a los ciudadanos.
“La salud no debería ser rehén de un conflicto político”, declaró. “Los desacuerdos presupuestarios son normales, pero usar la cobertura médica como herramienta de presión es moralmente inaceptable”.
Wright recordó que estados como California lograron reducir drásticamente el número de personas sin seguro gracias a políticas de ampliación de Medicaid y subsidios locales, y advirtió que los recortes federales pondrían en riesgo esos avances.
“El sistema ya es complejo y desigual. Si eliminamos los apoyos, los hospitales se saturarán, los costos se dispararán y, al final, todos pagaremos las consecuencias”, añadió.
Un punto muerto con alto costo humano
Mientras republicanos y demócratas intercambian culpas, la incertidumbre crece. Los expertos coinciden en que un cierre prolongado podría tener efectos duraderos, no solo en la economía, sino también en la salud pública y la estabilidad social del país.
“Estamos ante un momento decisivo”, concluyó Kirzinger. “El futuro de millones de estadounidenses depende de que los líderes políticos comprendan que la salud no puede seguir siendo un lujo condicionado por los presupuestos”.
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