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Guerra contra los transexuales: ¿qué hay detrás?

Quienes observan desde la primera línea este nuevo enfrentamiento cultural, aseguran que es el mismo odio de siempre, pero dirigido a nuevos grupos

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Las guerras culturales, que dividen claramente a Estados Unidos en dos bandos, han puesto en su punto de mira a los transexuales.

En lo que va de año, se han presentado y aprobado más proyectos de ley contra los derechos de los transexuales que nunca antes en la historia de Estados Unidos. Unos 29 proyectos ya se han convertido en ley en 14 estados, frente a los 20 proyectos aprobados en 12 estados el año pasado, según un análisis de los datos de la ACLU por The Washington Post.

En algunos estados, los profesionales de la salud pueden ser acusados de delitos graves por prestar servicios de afirmación de la identidad de género. Los defensores de la comunidad transexual afirman que esta atención es esencial para una transición satisfactoria.

Los datos indican que el 82% de los transexuales ha pensado en suicidarse y el 40% lo ha intentado y el 40% ha intentado suicidarse, siendo el suicidio más frecuente entre los jóvenes transexuales.

Otras víctimas, mismo odio

Gene Wu, representante del estado de Texas, es un demócrata de Houston y dice que “Es la tercera vez que hemos lidiado con estos proyectos en los diez años que tengo en la legislatura”. Lo han devuelto dos veces por errores de procedimiento.

Asegura que por lo general, cuando algún proyecto se devuelve, lo olvidan. “Pero el hecho de que estén invirtiendo tanto tiempo en acosar a un grupo tan pequeño que no le hace daño a nadie, quiere decir que lo seguirán intentando”.

Para Wu, “Se rehúsan a hacer lo correcto porque quieren hacer lo que resulte efectivo políticamente”. Recuerda cuando las personas LGBTQI+ eran el blanco, pero terminaron siendo aceptadas y buscaron otros blancos, como los refugiados de Centroamérica.

“También hemos lidiado con proyectos de ley anti-chinos, porque tenemos poco poder como comunidad y eso resulta muy conveniente para convertirnos en blanco”.

Revela que los grupos contra los que se dirigen estas tácticas son los que tienen pocas simpatías. “Por eso les dan duro con la ley, para poder decir que ellos lo hicieron. Solamente cambian el nombre y ya. Es siempre algún grupo periférico de la sociedad, no comprendido por el público”.

Polina Tankilevitch – Pexels

Para el legislador, el odio es el mismo. “Hablamos a la comunidad china para explicarles por qué deben defender a la comunidad trans, porque luego irán contra nosotros, y de hecho ha sucedido. Es cuestión de tiempo antes de que nos afecte”.

Cree importante entender que “Debemos luchar juntos, porque lo único que cambia es el nombre de las víctimas. Hay que decirles que dejen a la gente tranquila”.

Alerta que lo único que va a detener esto es que la gente buena diga no más, suficiente. “Hay temas necesarios, como la educación, la salud pública, los espacios urbanos. Quienes no se enfoquen en esos asuntos, serán castigados con los votos”.

Ejemplifica con Texas, donde es una pregunta reincidente la red eléctrica cuando hay un evento meteorológico extremo, porque ya una vez colapsó.

Reflexiona que “Las personas trans tienen el derecho a hacer lo que crean necesarios para cuidar sus vidas y estar felices. Dejen a la genet que haga lo que quiera hacer con sus vidas. Es un sentimiento que cada estadounidense debe entender. Lo que cada quien haga con su cuerpo no es tema de nadie, ni mucho menos del gobierno”.

Remata afirmando que “Lo más irónico es que esto lo empuja gente que dice amar la libertad, que se dicen libertarios y que supuestamente defienden un gobierno pequeño”.

Retórica anti LGBTQI+

Sailor Jones, director asociado de Common Cause Carolina del Norte, denuncia el acoso en este estado contra las personas LGBTQI+, incluso fue el último estado en sancionar la discriminación de la sexodiversidad. “Aquí se deniega el baño público a personas con identidades de género distintas a lo tradicional”.

Han establecido un boicot a negocios en el estado, lo cual ha ayudado a hablar de estos proyectos, unos 500 en 49 estados.

Jones subraya que hay proyectos que quitan la confidencialidad del estudiante a quienes busquen atención médica por su situación de género. Hay defensores que están haciendo seguimiento a estos proyectos, muchos de los cuales ya han avanzado en una cámara.

La cámara de diputados de Carolina del Norte ha frenado algo de esto, según refiere Jones.

Slaytina – Pexels

“Todo esto se origina en la retórica anti LGBTQI+, que personas como el vicegobernador del estado, Mark Robinson, usan como marketing de su campaña; igual que el gobernador Ron DeSantis y el expresidente Donald Trump. Todo esto mirando a las elecciones presidenciales de 2024, donde se venderá el odio”.

Recomienda escuchar las voces de las familias. “Estas personas tienen espacios públicos muy limitados. Hay padres de jóvenes no binarios y trans que han prometido alzar la voz por sus hijos. Esta situación impacta su salud mental, sufren bullying”.

Y habla en primera persona: “Yo, como persona trans, he sufrido el impacto de estas leyes. Mi esposa y yo hemos decidido abandonar el estado, aunque este es mi hogar.

Un periodista me pidió permiso para mencionarme, porque pensaba que me estaba poniendo en peligro”.

Concluye con una perspectiva optimista: “La gente siente que estamos perdiendo derechos, pero esto nos está dando más visibilidad en las campañas”.

Apartheid a la vista

Nadine Smith, Directora Ejecutiva de Equality Florida, se refiere al proyecto de ley que prohibiría a atletas trans participar en deportes. “En toda la historia del estado no han existido más de 10 atletas trans y había parámetros para que compitieran con justicia”.

Cree que el problema viene de parte de quienes no están acostumbrados a tratar con personas trans y además señala la coordinación de los ataques en varios estados.

“El casamiento igualitario pasó de ser un tema que nos dividía, a ver consenso sobre el derecho a los matrimonios del mismo sexo”. Asegura que entonces hubo encuestas para encontrar un nuevo blanco que resultara incómodo y se decidieron por los trans. “Por eso pasaron a ser los chivos expiatorios”.

Apunta que no es casualidad que suceda en Florida, donde son precandidatos presidenciales Ron DeSantis y Donald Trump.

“Además se está trabajando en leyes que prohiben shows drag y eventos LGBTIQ+, sacan libros de las bibliotecas que toquen diversidad sexual y raza, como el caso de Rosa Parks. Esto está llevando incluso a la autocensura a editores de libros. Se ha expandido aquel famoso proyecto ‘Don’t Say Gay’”.

Fransa – Pexels

La vocera lo vincula también con la discriminación hacia los migrantes. “Ellos fueron quienes reconstruyeron mi comunidad tras el último huracán”, dice.

“Además de las leyes en sí, las retóricas son horripilantes, quitan la humanidad a la gente”, lamenta. Denuncia que las escuelas tienen miedo de no cumplir con la ley. Por ejemplo, una maestra gay no puede tener fotos de su pareja, como la tienen los matrimonios heterosexuales.

También ve luz verde para discriminar en seguros médicos, basándose en las creencias morales o fe de los prestadores de servicio. Adicionalmente, se están bloqueando programas de diversidad e inclusión. Afirma que 1 de cada 3 estudiantes universitarios no consideran a Florida como un lugar seguro para cursar una carrera.

“Esto es una lucha por la libertad y no necesitas conocer a una persona trans para entenderlo. Estados Unidos está cambiando de color y la demografía más antigua y blanca ya no es mayoría en demografías más jóvenes”, razona.

“La raza se usa para dividir incluso a la comunidad hispana. Hay miedo a esto en un grupo que no está acostumbrado a reconocer que tiene un privilegio”. Considera que el objetivo es llegar a un apartheid.

Familias desplazadas

Susan Maasch es fundadora de la Fundación para la Igualdad de los Jóvenes Trans, una organización nacional que comenzó en 2007. Ahora están trabajando en ofrecer subvenciones a familias que huyen de estados hostiles a los jóvenes trans.

“Estamos abrumados con el volumen de familias y las historias son devastadoras”. La mayoría de los afectados quieren salir de Florida y Texas, detalla. Las familias tienen temor ante la regularización del odio en las escuelas.

Rdne-Stock-Project – Pexels

“Dejarían atrás casas, familiares, amigos y empleos. Algunos están vendiendo sus muebles y pertenencias. Los menores se sienten culpables por el estrés de su familia y muchas veces ni siquiera saben hacia dónde se dirigen”, relata.

Sin embargo, lo que pueden hacer es limitado. Son subvenciones micro de un máximo de $3 mil.
Recuerda que llegó a haber al menos una clínica de género en cada estado, y ahora todas están cerrando.

“Están pretendiendo legislar sobre tratamientos de hormonas, sin entender la complejidad de esto. También hay riesgos de depresión e ideas suicidas que no son tomados en cuenta. Los jóvenes no pueden asistir a sus doctores porque estos tienen miedo de seguir tratándolos”, denuncia.

Afirma que “Los políticos no han hecho su tarea, no han ayudado y es indignante”.

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