Gay, la palabra prohibida en Florida
“Se dice que la ley es para proteger a los niños, pero aún no entiendo cómo está protegiendo al mío”, dice Halim Nohra, otro residente de Florida que es LGBTQ+ y padre
“Si mi hija tiene dos papás y hace un dibujo sobre su familia, ¿ese dibujo es ilegal? ¿Hay que esconderlo? ¿No debe mostrarse a los demás niños? ¿La profesora no puede explicarle al salón de clase que esta niñita, llamada Leonora, viene de una familia con dos papás?”
Las palabras son del reconocido escritor José Ignacio “Chascas” Valenzuela, con una amplia obra en literatura, teatro, cine y TV. Es el autor de la exitosa serie de Netflix “¿Quién mató a Sara?” y residente de Florida.
Es el mismo estado donde los profesores de las escuelas públicas tienen prohibido impartir clases sobre orientación sexual o identidad de género desde el jardín de infantes hasta tercer grado, después de que el gobernador Ron DeSantis firmara el polémico proyecto de ley «Derechos de los padres en la educación».
La situación
El instrumento legal ha sido bautizado como «Don’t Say Gay» (“No digas Gay”) por quienes se le oponen. Expresa: «La instrucción en el aula por parte del personal de la escuela o de terceros sobre la orientación sexual o la identidad de género no puede ocurrir o de una manera que no sea apropiada para la edad o el desarrollo de los estudiantes de acuerdo con las normas estatales.»
Los partidarios de la legislación dicen que está destinado a permitir a los padres para determinar cuándo y de qué manera para introducir temas LGBTQ+ a sus hijos. También da a estos la opción de demandar a un distrito escolar si se viola la política.
“Se dice que la ley es para proteger a los niños, pero aún no entiendo cómo está protegiendo al mío”, dice Halim Nohra, otro residente de Florida que es LGBTQ+ y padre.
Entre las numerosas brechas y sectores a oscuras que deja esta situación, cabe la pregunta hecha por Nohra y Valenzuela: ¿cómo quedan los hijos de matrimonios igualitarios?
“Mi familia son mi esposo y mi hijo de siete años, junto a las dos mamás de él, una pareja de mujeres. Compartimos su paternidad”, relata Nohra. “Mi niño es totalmente sano, emocionalmente hablando. Sus compañeros entienden perfectamente que tiene dos papás y dos mamás. Ellos han venido a la casa, a sus cumpleaños”. Y reclama: “Tenemos una generación maravillosa, pero la política intenta destruirla”.
Lo más perturbador para Valenzuela es que “Trata de evitar algo que no existe, eso es una situación que se está empezando a ver en este país. Es igual que en Texas, con la ley que se impide que se hable de la Teoría del Racismo Crítico, cuando nunca se ha enseñado eso”.
Políticamente incorrecto
Durante una conferencia de prensa antes de la firma de la ley, DeSantis dijo que enseñar a los niños en edad de jardín de infantes que «pueden ser lo que quieran ser» era «inapropiado» para los niños. Y agregó: «No es algo apropiado para ningún lugar, pero especialmente no en Florida».
Hay quienes no están de acuerdo. “La data establece que mientras más temprano se inicie la discusión sobre quién eres, cómo te sientes y hacia dónde quieres ir es mejor para la salud mental”, aporta Halim Nohra.
Según los Centros para el Control de las Enfermedades (CDC), un 20% de los estudiantes de escuela secundaria piensan en suicidarse e hicieron un plan. Pero la cifra sube a 40% en jóvenes LGBTQ+ y su tasa de suicidio es 12 veces mayor.
Cabe preguntarse si esta tragedia –documentada en cifras- no podría atajarse al abordar el asunto lo más tempranamente posible.
Para el doctor Myo Thwin Myint, Profesor Adjunto de Psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Tulane (Luisiana), “Los jóvenes LGBTQ+ y trans enfrentan desafíos sociales en todo el país. Hay leyes que los someten a estrés adicional”, dice en referencia a la situación de Florida, durante una conferencia de prensa organizada por Ethnic Media Services.
Le inquieta que los jóvenes LGBTQ+ tienen más alto riesgo de suicidio. “Si hay menos receptividad, la familia les rechaza, la gente no entiende sobre diversidad de género, todo esto les crea un desafío”.
Teme que sobre ellos se está colocando más adversidad y estrés, además de que las familias que los apoyan se sienten silenciadas o amenazadas. “Hay legisladores que no entienden ni aceptan su sexualidad. El aislamiento empeora todo este cuadro. Esto puede llevar a depresión y a suicidio”.
Advierte que proyectos de ley similares al llamado “No digas Gay” de Florida se están discutiendo en varios estados. “Es muy triste estar enfocando nuestra atención y energía en este tipo de asuntos, cuando podríamos estar haciendo tantas otras cosas por ayudar”, lamenta.
Un testimonio
¿Es inadecuado incorporar el tema a edades tempranas? Una buena respuesta es el testimonio personal del escritor y creativo David Sexton, residente de Miami Beach. A propósito de esta polémica, David publicó en sus redes sociales su foto con 7 años de edad.
“Mucho antes de la pubertad, mucho antes de tener noción de lo que era el sexo, yo era un niño gay. Jugaba con muñecas. Me gustaban las cosas de chicas. Y aunque aprendí rápidamente a avergonzarme de ello, no había descubierto cómo ocultarlo para encajar”, decía el texto que la acompañaba.
Sexton refiere que un día estaba jugando con sus compañeras, cuando algunos chicos empezaron a burlarse de él, llamándolo “femenino” y “niña”.
“Mi profesora de segundo grado, la señora Benson, los detuvo y les dijo: ‘David no está haciendo nada malo. A veces las chicas hacen cosas de chicos y a veces los chicos hacen cosas de chicas. Todo está bien”.
Hoy reflexiona: “Que mi profesora me dijera que estaba bien era TAN importante para mí, a los 7 años. Ahora, con ‘Don’t Say Gay’, la señora Benson podría ser demandada por mostrarme esa amabilidad. La escuela podría ser demandada”.
Un futuro con “Don’t say Gay”
Valenzuela siente que, en el fondo, lo que se busca es evitar exponer a un niño a la diversidad: “Se supone que esta ley va dirigida desde prekinder hasta tercero de elemental, pero ya una escuela de Florida advirtió a un graduando de escuela secundaria que, si habla sobre su lucha pro-LGBTIQ+ en su discurso de graduación le van a cortar el micrófono. Eso no tiene nada que ver con adoctrinar niños de pre-kinder, es censurar a un joven de 17 años. El objetivo es la invisibilización. Y la censura nunca termina bien”.
Le parece terrorífico que los colegios tengan un plazo de siete semanas para sacar del closet a cualquier niño cuya conducta sea detectada como distinta a la heterosexual en informar a los padres dentro de esas siete semanas.
“Eso es inhumano. No existe nada más sagrado que el derecho a la identidad y a la intimidad. Nadie tiene el derecho de sacarte del closet, ni tus padres, ni tu familia, ni mucho menos el colegio”.
El escritor cree que, si ese joven o esa niña no le ha contado a la familia lo que le está pasando, es porque no siente que sea el momento. “No están preparados, porque sienten que sus padres van a reaccionar de mala manera”. Y complementa: “Eso va a generar un conflicto y una fractura familiar. Va a propiciar expulsiones de la familia y suicidios”.
Halim Nohra recalca que “Señalar como pedófilos a quienes se oponen a esta ley, me parece irrespetar a quienes han sido las víctimas reales de verdaderos pedófilos. Es una etiqueta baja y peligrosa”.
Asegura que está buscando maneras de dar la pelea. “Hago llamadas, envío correos electrónicos, recolecto firmas, me involucro en redes sociales. Haré lo que pueda desde esta trinchera, no solamente por los derechos LGBTIQ+, sindo de cualquier ser humano, especialmente de minorías y niños”.