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Los sin hogar: cómo ayudarlos

En enero de 2020, la ciudad californiana de Bakersfield logró el llamado "cero funcional" de personas sin hogar. Esto significa que hay tres o menos personas en situación de calle en la comunidad

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La falta de vivienda es una de las principales preocupaciones en Estados Unidos. Según el sitio web de USA Facts, en 2016 se logro un descenso a la cifra nacional hasta 549 mil, en comparación con los 759 mil de 2006. Sin embargo, en 2020 el número había vuelto a subir hasta 580 mil, lo que confirmaba una tendencia al repunte.

Los estados más afectados por el problema son California, Nueva York y Florida.

Matthew Lewis es director de Comunicaciones de California YIMBY, siglas en inglés para para “Sí En Mi Jardín”. Revela que hay más de 60 mil personas que duermen sin techo cada noche en ese estado. “No es porque tengan problemas de salud mental o adicciones, simplemente perdieron sus casas”.

Dice que esto sucede por una situación de salud o familiar, algo que los pone a elegir entre pagar la renta o solucionar su crisis. También al ser despedidos de su empleo. Según el vocero, en algunas ciudades se puede negociar con los dueños; pero en lugares como California la escasez de vivienda es tal, que a ellos sencillamente no les interesa escuchar. Revela que las personas que pierden su techo se quedan viviendo en los alrededores de su antiguo hogar.

Atacando el problema en California

 

Sin embargo, también hay noticias alentadoras. En enero de 2020, la ciudad californiana de Bakersfield logró el llamado «cero funcional» de personas sin hogar. Esto significa que hay tres o menos personas en situación de calle en la comunidad.

Houston (Texas), colocó a más de 25 mil personas en viviendas permanentes desde 2011, lo que supuso un descenso del 64% en los sin hogar. En 2018, Columbus (Ohio), tuvo una tasa del 70% de resultados exitosos en materia de vivienda para ellos.

Lewis cita que, entre las ciudades que han tenido mayor crecimiento laboral, hay algunas que han construido más viviendas. Es el caso de Dallas, Seattle o Denver; mientras otras como Nueva York, Chicago o Los Ángeles han construido en cantidades mucho menores.

“Las ciudades que han construido más viviendas, tienen menos incidencia de indigentes”, razona.

Mary Scott es líder del equipo ejecutivo de la Red Puertas Abiertas en Bakersfield. Ella ha trabajado con gente sin techo en los últimos 20 años y afirma que la situación tiene muchas caras. “Nos puede pasar a todos. Estamos separados de la indigencia solamente por un cheque”.

La población sin techo de su región estaba dispersa por 8 mil acres de California central, en desiertos, campos y montañas. Aclara que la llamada “indigencia crónica” consiste en vivir en la calle por un año consecutivo o tener más de cuatro episodios de esa situación en la vida.

 

Pexels – Mart Production

 

 

“En marzo de 2020 nuestra ciudad acabó con la indigencia crónica, cambiando nuestra forma de pensar. Para nosotros no es un problema individual, sino de la comunidad”, explica. “Tuvimos éxito porque fuimos a buscar a nuestra gente donde estaba, desarrollamos relaciones con ellos”.

En promedio, transcurren unos 100 a 125 días entre el momento de contactar a la persona y la ubicación en su nuevo hogar.

La red desarrolló relaciones entre las instituciones de vivienda y los vecinos sin techo. “Nos asociamos con la ciudad, el condado y otros miembros de la comunidad. La colaboración entre todos fue valiente, nadie tuvo miedo de fracasar”.

Agrega que les faltan muchas viviendas asequibles. “Cuesta encontrar a quienes estén dispuestos a alquilarle a nuestros potenciales inquilinos de escasos ingresos”.

Relata que hay jóvenes, veteranos, gente mayor. “Cada uno tiene sus barreras específicas. Estas barreras se convierten en nuestras responsabilidades, debemos asegurarnos de que no se nos escapen entre los dedos”.

Enumera sus tácticas innovadoras: cupones de vivienda, unidades para bajos ingresos y remodelación de hoteles abandonados para convertirlos en residencias. Revela que “Damos incentivos a propietarios para que le alquilen a los sin techo”.

También se aseguran de que la gente no esté sola al hacer la transición a su nuevo hogar, ya que es un paso que genera temor a quienes lo dan.

Los hallazgos de Ohio

 

“Estamos previniendo por medio de educación para evitar la indigencia. Intentamos adelantarnos al problema”. Así lo explica Marcus J. Salter, de Community Mediation Services of Central Ohio.

El Community Shelterboard ha desarrollado la Red de Prevención de Indigencia. Hay herramientas para reportar a personas que están viviendo en la calle. “Cualquiera que pueda ayudarnos es parte de la red. Formalizamos la colaboración”, agrega.

Salter identifica tres momentos en este círculo vicioso: alta tasa de desalojos, crisis de indigencia y falta de viviendas asequibles.

En 2011 comenzaron a enfocarse en desalojos. “Nos adelantamos a ellos, intervenimos como mediadores, mejoramos la relación entre propietarios y arrendadores, involucramos a más propietarios. Así ayudamos a las personas a permanecer en sus casas”. De esta manera lograron resultados efectivos, con foco en la prevención.

Durante la pandemia se dieron cuenta de que debían incrementar las colaboraciones. “En Columbus decimos que somos ricos en recursos, pero pobres en conexiones. Si nos podemos unir, podemos servir mejor”.

Aconseja dirigirse a las familias que están en riesgo de quedar sin hogar y conectarlas con esos recursos. “A veces ellos solamente necesitan un servicio específico”, razona.

En Ohio tiene cinco albergues para individuos adultos y dos para familias. “Todos están a máxima capacidad e intentamos disminuir esto. Es difícil conectar a personas con servicios cuando ya están en refugios”.

 

Cada quien se ocupa de lo que sabe hacer

 

Ana Rausch, Vicepresidenta de Operaciones de Programas en Coalition for the Homeless en Houston, detalla que en 2011 la ciudad tenia la sexta población sin techo del país. Quienes trabajaban el asunto lo hacían de forma aislada, no hablaban entre sí. “La reincidencia era alta, había fondos que no se utilizaban y otros tantos que se gastaban sin obtener los resultados deseables”, explica.

El Departamento de Vivienda y Desarrollo del gobierno federal los identificó como una ciudad de alta necesidad y les ofreció asistencia técnica.

Ella cree que en Houston hay bastante solidaridad. “Al final se pudo crear la coalición, con un red integrada de proveedores para lograr el mayor impacto”. Según ella, cada uno se concentró en lo que sabía hacer mejor, en lugar de tener a todos haciendo de todo en una forma ineficaz.

El plan estratégico de 5 años terminó con la indigencia en veteranos y redujo la indigencia general en 50%. Los individuos sin techo se redujeron en 65%, el índice de esta situación en familias bajó en un 82%. “Esperamos llegar al cero funcional”, adelanta.

Argumenta que la única forma de reducir el número de gente sin techo es ponerlos en viviendas permanentes y apoyarlos con servicios.

Celebra que 92% de los reubicados en sus hogares permanece allí. “Entonces pueden ocuparse de los problemas que los llevaron a situación de calle, como buscar empleo o cuidar su salud”, finaliza.

 

 

 

 

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