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El sumario afirma: «Los efectos en la salud mental de los desastres relacionados con el clima están bien caracterizados, sin embargo, se sabe menos sobre el efecto del cambio climático crónico y de inicio lento».
Un informe de la Organización Mundial de la Salud señaló el problema anteriormente, instando a los países a incluir el apoyo a la salud mental en su respuesta a la crisis climática.
Este reto aún se está desarrollando, especialmente en la comprensión de los vínculos de causa entre los cambios en los ecosistemas y la salud mental. Los ejemplos incluyen la influencia del deshielo de los glaciares o las sequías prolongadas, que se desarrollan a lo largo de años o décadas, afectando prácticas culturales, identidad comunitaria, seguridad alimentaria y acceso a la atención médica.
En una entrevista para el sitio web de la Escuela de Salud Pública de Harvard T.H. Chan, Denckla explica que «Ahora, la prioridad de investigación más urgente es entender los mecanismos a través de los cuales aspectos más lentos del cambio climático, como la variabilidad de la temperatura, los cambios en los ecosistemas y las alteraciones en la precipitación, afectan la salud mental».
Ella explica que «Los factores estresantes crónicos y de inicio más lento tienden a no ser inmediatamente mortales y, por lo tanto, tienen efectos diferentes en la salud mental en comparación con eventos agudos. Los efectos de los factores estresantes crónicos se acumulan con el tiempo».
El informe de la OMS destaca que «sin embargo, a pesar de este impacto, también existen brechas importantes en muchos países entre las necesidades de salud mental y la disponibilidad y accesibilidad de los sistemas y servicios de salud mental para abordarlas».
Además, esta fuente advierte que «ciertos grupos tienen un riesgo desproporcionado de peligros relacionados con el cambio climático, incluidas las personas con condiciones de salud mental preexistentes».
Profundizando en el asunto, los impactos en la salud mental del cambio climático no se distribuyen de manera uniforme; más bien, afectan desproporcionadamente a ciertos grupos según factores como el estatus socioeconómico, el género y la edad. Esta carga desigual agrava los desafíos globales existentes en salud mental.
Anticipando el enfoque para el reto, Christy Denckla quiere examinar los complejos vínculos entre las exposiciones ambientales y las experiencias individuales, «y en última instancia, ayudar a encontrar soluciones a nivel poblacional para mitigar los efectos adversos del cambio climático en la salud mental».
La OMS recomienda cinco enfoques clave para abordar estos impactos:
Este artículo ha sido facilitado por la Fundación VoLo, una organización sin ánimo de lucro cuya misión es acelerar el cambio y el impacto global apoyando soluciones climáticas basadas en la ciencia, potenciando la educación y mejorando la salud.
Escritor y periodista venezolano residenciado en Pittsburgh, PA
Twitter: carlosroa1
Instagram: 1carlosroa
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