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De la preocupación a la acción: superar la “ecoansiedad” en un mundo en calentamiento

La creciente cantidad de sucesos climáticos puede generar desesperanza, pero actuar podría ayudar a superar la sensación de malestar

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En una época marcada por la crisis climática, ha surgido un nuevo fenómeno que afecta a millones de personas en todo el mundo. Según el Diccionario Oxford de la Lengua Inglesa, la “ecoansiedad” significa “Inquietud o aprensión por los daños actuales y futuros al medio ambiente causados por la actividad humana y el cambio climático”.

Esta condición es cada vez más frecuente a medida que la gente se enfrenta a los abrumadores retos que plantean el cambio climático y las amenazas ecológicas.

Un rastreo realizado por CivicScience después de que la tormenta tropical Hilary tocara tierra en el sur de California, resalta que casi 4 de cada 5 adultos estadounidenses han experimentado algún tipo de desastre natural. Además, la fuente recuerda la influencia de los devastadores incendios forestales de Maui, que contribuyen a esta cifra.

Adicionalmente, una encuesta de la Asociación Americana de Psicología descubrió que “dos tercios de los adultos estadounidenses dijeron sentir al menos un poco de ‘ecoansiedad’, definida como angustia o preocupación por el cambio climático y sus efectos”.

¿Por qué crece?

La ecoansiedad, también conocida como ansiedad climática o ansiedad ambiental, desencadena sentimientos de angustia y miedo relacionados con los problemas ambientales y las consecuencias inminentes del cambio climático.

Se manifiesta en una gama de emociones, desde la preocupación crónica por el futuro del planeta hasta la ansiedad aguda cuando las comunidades se enfrentan a acontecimientos o noticias climáticas concretas. Se agrava debido a los siguientes factores:

  • La creciente frecuencia y gravedad de las catástrofes naturales, como huracanes, incendios forestales e inundaciones. Las personas son testigos de primera mano o a través de los medios de comunicación, lo que aumenta su sensación de vulnerabilidad y miedo.
  • Pérdida de biodiversidad: El ritmo acelerado de extinción de especies y destrucción de hábitats preocupa a los ecologistas y conservacionistas. La pérdida de animales queridos, como osos polares y koalas, alimenta la ansiedad ecológica.
  • Degradación del medio ambiente: La contaminación, la deforestación y la contaminación por plásticos de los océanos a escala mundial pueden hacer que las personas se sientan impotentes y preocupadas por el futuro del planeta.
  • Interconexión: Muchas personas reconocen la interconexión de los problemas medioambientales, las disparidades económicas y las injusticias sociales, lo que crea una sensación de desesperación ante la complejidad de estas cuestiones.
RDNE Stock Projects – Pexels

Hacer frente a la ecoansiedad

Lamentablemente, esta angustia relacionada con el clima ha llegado para quedarse. Sin embargo, tenemos que aprender a sobrellevarla, a cuidarnos y a ser más eficaces a la hora de implicarnos en la acción por el clima. He aquí algunas estrategias útiles:

  • Practicar una vida ecoamigable: Tomar medidas tangibles para reducir nuestra huella ambiental puede proporcionarnos una sensación de control. Acciones sencillas, como reducir los residuos, conservar la energía y apoyar los productos sostenibles, pueden marcar una diferencia significativa.
  • Educación: Comprender mejor los retos a los que nos enfrentamos puede aliviar la ansiedad. El conocimiento capacita a las personas para actuar con conocimiento y abogar por el cambio.
  • Participar en activismo: Involucrarse en activismo y defensa del medio ambiente puede convertir la ansiedad en acción positiva. Unirse a grupos ecologistas locales puede ayudar a las personas a sentirse parte de un movimiento de cambio más amplio.
  • Buscar apoyo: Hablar abiertamente sobre la ansiedad ecológica con amigos, familiares o un profesional de la salud mental puede ser terapéutico. Compartir preocupaciones y encontrar personas con ideas afines puede proporcionar una sensación de comunidad y apoyo.
  • Atención plena y autocuidado: Prácticas como la meditación consciente, el yoga o pasar tiempo en la naturaleza pueden ayudar a controlar la ansiedad. Estas actividades fomentan la resiliencia emocional y la sensación de calma.

Este artículo ha sido facilitado por la Fundación VoLo, una organización sin ánimo de lucro cuya misión es acelerar el cambio y el impacto global apoyando soluciones climáticas basadas en la ciencia, potenciando la educación y mejorando la salud.

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