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Un país en hombros de los pequeños negocios

Un grupo de expertos en emprendimiento comparte sus consejos para impulsar a la pequeña empresa estadounidense

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Estados Unidos se construyó sobre los sueños de los propietarios de pequeños negocios. La Small Business Administration señala que hay más de 33,2 millones de negocios de este tipo en el país, que representan el 99,9% del total de todas las empresas. Dan empleo a casi la mitad de la mano de obra estadounidense y aportan el 44% de su Producto Interno Bruto. Los inmigrantes han creado más del 18% de las pequeñas empresas de EE. UU.

Pero durante la pandemia de Covid-19, más de un tercio de las empresas estadounidenses cerraron, muchas de ellas definitivamente; mientras otras lucharon por sobrevivir. Sin embargo, los cierres también permitieron a otros pequeños empresarios convertir sus pasiones en empresas viables.

Entre los asuntos pendientes para el sector, están los retos de acceder a financiación para ponerse en marcha y ampliar una pequeña empresa. Estos retos son especialmente graves para las mujeres y comunidades en desventaja.

Acercando el capital a grupos minoritarios

“La comunidad afroamericana se ha centrado en los derechos civiles y económicos, pero es un grupo en el que no se acostumbra a hablar del acceso al capital”.  Así lo expresa el Senador Mark Warner, demócrata de Virginia y copresidente del Community Development Finance Caucus.

Recuerda que la iniciativa afroamericana decayó con la crisis de 2008. Explica que “Cuando era gobernador, puse en marcha una gran institución financiera para personas con bajos ingresos”.  Y agrega que “Estamos intentando poner todo el capital en los grupos minoritarios”.

Refiere que utilizaron el modelo de distribución de los bancos comunitarios, “ya que estos grupos no tienen relación con los bancos. Recaudamos 12.000 millones de dólares”.  Celebra que las empresarias afroamericanas son el segmento que más crece hoy en día.

En cuanto a la inclinación política de la iniciativa, revela que tienen una coalición de 10 republicanos y 10 demócratas, lo que cambia la percepción del asunto.

Para Warner, la brecha entre las familias blancas y afroamericanas tiene que ver con la discriminación en materia de vivienda y la ausencia de la construcción de valor que conlleva ser propietario de una casa. También han trabajado por facilitar préstamos para la compra de primera vivienda a afroamericanos y latinos.

“Queremos hacer más fácil que las empresas inviertan y se comprometan”, concluye.

Mujeres impulsando el cambio

Shernaz Daver, CMO de Khosla Ventures, reporta prejuicios hacia las mujeres: “Les piden un fiador varón, les preguntan si tienen planes de tener hijos o las califican de agresivas, un comentario que jamás le harían a un hombre”. Agrega que si es negra o hispana es peor. “Esto tiene que cambiar. Las cosas están cambiando, pero aún podemos mejorar”.

Afirma que las mujeres están impulsando compañías multimillonarias. “Conozco a sus financiados y tenemos que celebrarlos más”.

En cuanto al riesgo del capital, considera que es importante invertir en asuntos que el emprendedor conoce. Ellas invierten en asuntos como menopausia y fertilidad.

Thgusstavo Santana – Pexels

“Si hay mujeres en posiciones de poder, se va cambiando todo para todas. Hay que alentarlo”, reflexiona. Agrega que “Los hombres son nuestros mayores defensores. Cuando llegué a donde llegué no había muchas mujeres en este medio, lo logré por la ayuda de los hombres.

Recomienda enseñar a los niños a abogar por sí mismos. “Este mundo no es justo y es doblemente injusto si eres mujer. Si podemos crear un mundo donde las mujeres puedan abogar por sí mismas desde jóvenes, todo va a cambiar”.

Apunta que hay muchas damas recibiendo títulos en biología y tecnología, lo cual las leva a abrir empresas en esas ramas. Y piensa que, como sociedad, debemos darle a las mujeres permiso para fracasar. “Cuando una mujer fracasa, se le destruye. Al hombre, no tanto”.

Finaliza afirmando que los cambios se lograrán si se procede como una comunidad. “Pero muchas cosas tienen que cambiar”.

Impulso para comenzar

Charles Philips es cofundador de la Alianza Económica Negra y también formó parte de la Junta Asesora para la Recuperación Económica del Presidente Barack Obama. Para él, “La empresa es lo que genera riqueza en nuestro país y en muchos otros lugares. Sostiene a la familia y se transmite a los hijos”.   

Lamenta que el 41% de los negocios de las comunidades negras hayan cerrado tras la pandemia. “Algunos se han recuperado y otros no”. Y concluye que se necesita más capital.   

Cita una encuesta de McKenzie, según la cual las empresas familiares negras requieren al menos 3.000 dólares para empezar. También les urge aprender a gestionar el personal y detalles sobre el papeleo, entre otras muchas cosas.   

Según su experiencia, “los empresarios afroamericanos tienden a tomar decisiones limitantes, que les llevan siempre a las mismas 5 líneas de negocio”.  Comenta que existe una necesidad de formación, de habilidades para el desarrollo de la mano de obra. “Muchos comerciantes de éxito trabajaban antes en su misma línea de negocio”, revela.   

También recomienda tener acceso a redes de relaciones con quienes puedan apoyar y poner al empresario en contacto con otras personas. “Sin esto, es mucho más difícil”. “Las grandes empresas deben ayudar a las pequeñas”, finaliza.

Una historia de perseverancia

Sierra Georgia, fundadora de Gelat’OH!, cuenta que creció en Nueva Jersey y venir de una familia propietaria de un negocio la marcó. “En 2013 compré un camión de gelato. Luego me fui a Italia y aprendí a hacerlo, dejé de necesitar del proveedor.

Dice que al llegar a Italia descubrió un mundo. “Estados Unidos era un país virgen en cuanto a gelato, un nombre que yo no sabía ni pronunciar. Solamente éramos tres mujeres entre 20 estudiantes”.

Cuando recibe su financiamiento, pidió lo suficiente para abrir un negocio, pero les parecía que estaba haciendo algo raro. “Finalmente, me dieron la mitad de lo que solicitaba y lo acepté, empecé con nada, a a pesar de venir de una familia empresarial”.

Sin embargo, relata que, en los tiempos de la pandemia, tuvo el apoyo de PP, “pero debí vender también mi camión y cerrar durante un año”.

Estudió marcas que vinieron antes. “La manufacturación en Estados Unidos me apasiona. Hay grandes ciudades como Pittsburgh, Filadelfia o Detroit que eran manufactureras y ahora no hay nada en esos edificios. Puedo obtener una gran empresa y quiero acelerar todo esto”.

Cree que no se trata de lanzarle dinero al problema y de obtener financiamiento. “Hay un asunto único de este país con la manufacturación y que da vergüenza: cuando quiero vasos personalizados para mi negocio, tengo que ir a China y allá los obtengo más baratos que aquí”.

Considera que se debe hacer más para crear más industrias y que haya innovación. “Los dueños de las pequeñas empresas somos quienes trabajamos más en este país, no estamos pidiendo nada gratis”.

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