Votar por el cambio sí funciona
Llegar a los ciudadanos que creen que con su voto no cambian nada, es la tarea en la que están trabajando muchos líderes comunitarios. Hay que convencerlos de que un voto puede hacer grandes diferencias en su calidad de vida
La organización de la comunidad para lograr beneficios específicos en los vecindarios y las poblaciones desfavorecidas suele estar vinculada a los esfuerzos para inscribir y captar a votantes con baja propensión al voto.
La práctica de llamar a las puertas y comprometerse activamente con las comunidades, fundamental para el éxito de la organización laboral y comunitaria, es igualmente crucial en la movilización electoral.
Además, demostrar cómo la participación electoral se relaciona directamente con resultados tangibles, como la elección de responsables políticos que ayuden a defender los logros o cambiar a un funcionario que no lo haga, sirve como un potente medio para demostrar a las personas que sus votos importan.
Una rueda de prensa con panelistas que trabajan en comunidades de todo el país, sirvió para entender cómo el poder del voto puede realmente ayudar a generar cambios.
Ernie Serrano, Organizador de Participación Electoral Integrada con Strategic Concepts en Organización y Educación Política (SCOPE) en el sur de Los Ángeles, dice que “los conceptos estratégicos y la organización sobre la educación surgieron directamente a raíz del levantamiento de principios de los 90” en esa ciudad.
Para él, la razón de que eso ocurriera es que vivieron décadas de privación de derechos y de descuido de los recursos de la comunidad.
“Hay grandes corporaciones que funcionan aquí en el condado de Los Ángeles; sin embargo, no devuelven nada a la comunidad. Había una fuerte vigilancia policial. Había ‘red lining’, todas las condiciones que se pueden crear para provocar esta disparidad en la comunidad”, explica.
La historia de un cambio
Serrano afirma que, en 1992, los líderes locales sublevados se reunieron y decidieron que había que hacer algo. Para solucionarlo, congregaron a todas las organizaciones locales para que se involucraran.
Con el caso Rodney King como telón de fondo, la congresista Karen Bass creó una coalición de comités con el apoyo de Anthony Thigpenn, fundador de SCOPE.
“Creemos en la justicia equitativa en los frentes social, económico y medioambiental. Lo que hacemos es implicar a nuestras comunidades. Si queremos lograr un cambio social, debemos hacerlo a través de las personas más afectadas. Somos los directamente impactados, y debemos ser los que estemos al frente de la batalla”.
Así crearon las condiciones para el establecimiento de la plataforma, con el fin de levantar una voz. “Como dice uno de mis colegas, si no tienes un lugar en la mesa, vas a ser parte de la comida”, agrega Serrano.
Trabajaron desde comunidades de inmigrantes hasta mujeres y personas de color que no estaban informados sobre política o el funcionamiento del gobierno. Tuvieron que explicarles por qué es importante votar.
Así fue como entraron en la pelea por la alcaldía de Los Ángeles, apoyando a Karen Bass contra el billonario Rick Carusso. Los fondos de ella eran muy limitados, pero logró ganar. ¿La razón? “Él tenía amigos poderosos, era un hombre de negocios, pero no tenía un concepto sobre cuáles eran las demografías que debía alcanzar”.
Agrega que Carusso gastó 109 millones en propaganda, pero conocía los problemas de las comunidades. “Eso demostró que no estaba trabajando por la gente”.
Entre las razones por las cuales las comunidades de color participan menos que las blancas en las elecciones, destaca que muchos se rinden tras descorazonarse por el sistema.
“Hay muchos factores que entran en juego, la gente no sólo está desvinculada del proceso de votación, sino también desilusionada. El salario mínimo nunca ha alcanzado a la inflación. Así que tienen que luchar para llegar a fin de mes. Ese es un factor. Otro, es que no creen que el sistema fue diseñado para nosotros. Que ya está amañado”. Y finaliza afirmando: “Siempre hay trabajo por hacer”.
Comprometiendo a los votantes
Debbie Chen, activista comunitaria de Houston y vicepresidenta ejecutiva del OCA Nacional, Defensores de los Estadounidenses de Asia y el Pacífico, utiliza a Houston como ejemplo de lo que otros capítulos de todo el país hacen.
Su trabajo se enfoca en el censo y la posterior redistribución de distritos, porque considera que es allí donde sucede la supresión del voto. “Es muy importante ser contados, pero ese mensaje no suena igual en otros idiomas”, comenta refiriéndose a inmigrantes asiáticos, del Pacífico y de otros orígenes, muchos de los cuales son de primera generación.
Subraya que “Cada persona que se cuenta determina cuánto dinero de sus impuestos vuelve a su comunidad”. Agrega que la redistribución de distritos es también la redistribución de la manera como se gasta el dinero. Y la forma de tener un impacto en ese proceso, es votando.
“Un impacto que va a incidir directamente en la calidad de vida de los votantes, ya sea en construcción de carreteras o escuelas. Esas son las cosas a las que, literalmente, se reduce esto”.
Y sentencia: “Poder no es una palabra que deba asustarnos. El poder es simplemente la capacidad de influir en las cosas para conseguir que se hagan. Y votando es como se consigue el poder”.
Pero alerta que, si bien la comunidad asiática y del Pacífico es la de crecimiento más rápido, eso no se manifiesta en loa cantidad de votantes inscritos. “En Houston nuestra comunidad ha crecido en 74%, mientras nuestros votantes se incrementaron en 21%”.
Razona que su gente no está informada sobre la importancia de votar, o vienen de países donde el voto sencillamente no constituye una opción, o donde no se tiene derecho a alzar la voz. “Te pueden ‘desaparecer’. Ese es un hecho posible”, detalla.
Por eso deben invertir tiempo extraordinario en educar a la gente sobre la importancia de votar en Estados Unidos. “Aquí, tienes el poder de hacer cambios y de influenciar políticas que cambiarán a tu comunidad”.
Apunta que ningún partido hace esfuerzos por llegar a estos grupos. “Y esos son votos que literalmente se están quedando sobre la mesa”. Refiere que, en algunas zonas, como en el área metropolitana de Houston, hay ciertos focos de concentración en los que los asiático-americanos pueden ser literalmente ese margen de diferencia, cuando se trata de elecciones más reñidas.
Narrativa y poder
Anneshia Hardy, Directora Ejecutiva de Alabama Values, habló sobre “La relación crítica entre la participación electoral y el compromiso de la comunidad. Cómo podemos empoderar a los votantes jóvenes y de comunidades marginadas que frecuentemente sienten que su voz y su voto no marcan la diferencia”.
Explica que se encuentra con jóvenes votantes que se preguntan por la repercusión de su voto. “Mi respuesta es siempre que votar no es solo elegir a un candidato. Se trata de forjar el futuro de nuestras comunidades. Es una poderosa herramienta para expresar nuestros valores e impulsar el cambio”.
Enfatizan este mensaje a través de campañas de educación pública que normalmente se dirigen a los votantes negros, hispanos y LGBTQ+ de entre 18 y 35 años. “Nos esforzamos por hacer que el voto sea realmente fácil de entender, relacionándolo con cuestiones importantes, como justicia social, sanidad, educación, conectando el voto con lo que llamamos asuntos de mesa de cocina”.
Recalca que se esfuerzan por transmitir este mensaje a través de campañas donde los votantes puedan verse a sí mismos en la solución. “Las comunidades comprenden el valor de su voto con la narrativa y los mensajes, quien controla la narrativa, controla el poder”.