Violencia y mujeres latinas en Filadelfia
A pesar de los recursos legales, muchas víctimas no denuncian por temor a perder la custodia de sus hijos, la dependencia económica o su estatus migratorio. La falta de recursos bilingües y la revictimización dentro del sistema judicial agravan la situación
Por: Lixandra Díaz, con colaboración de Nigel Thompson
Según datos oficiales del Departamento de Policía de Filadelfia, los casos de violencia doméstica en la ciudad mantienen cifras alarmantes. Para las mujeres latinas en Estados Unidos, ser víctima de violencia implica una doble presión entre lidiar con la eventual impunidad del abusador y enfrentarse a protocolos de justicia en un contexto idiomático diferente y con mucha desinformación.
Los protocolos para notificar casos de abusos tienen más instrucciones para que las mujeres prueben que fueron víctimas de un ataque, que para que el acusado responda por la agresión. En tanto, aunque algunos servicios son bilingües, no se puede garantizar que atienda un hispanohablante en un reporte de emergencia.
Entre 2022 y 2024, las autoridades policiales han registrado más de 37 mil 172 agresiones domésticas hacia mujeres en Filadelfia, entre ataques fatales y no fatales. Y solo en el último año, se contabilizaron 13 mil 83 víctimas de violencia; de ellas el 14.03 por ciento pertenece a mujeres latinas, según las cifras que ofrece la Oficina de Relaciones con los Medios y Asuntos Públicos del Departamento de policía de Filadelfia.
No obstante, estos números no reflejan al grupo considerable de latinas que no denuncian por la barrera idiomática, el miedo a sufrir nuevas agresiones, la dependencia económica de sus parejas, o el temor a ser deportadas por tener un estatus no regularizado en el país.
Por ende, a pesar de las alertas, muchos de estos casos se desconocen. Incluso, la cobertura mediática y la comunicación policial sobre las agresiones generalmente no tiene continuidad. Esto puede deberse al volumen de casos, la cotidianización de las historias y la subestimación del tema dentro de la agenda mediática local, a menos que se trate de muertes, cuando las informaciones se enfocan mayormente en los detalles del asesinato y la descripción del acusado para hallarlo en caso de que se haya dado a la fuga.
Detrás de esos números, hay historias por contar. Por ejemplo, la de Ivelisse Lugo, mujer de 53 años, que fue hallada envuelta en sábanas y apuñalada luego de que su esposo Miguel Aguilar en octubre de 2024 la asesinara.
Otro de estos casos cubiertos por la prensa fue el de Melody Lynn Rivera, de 29 años, quien fue enterrada a poca profundidad cerca del parque infantil Champion Park Playground al noreste de Filadelfia. El agresor fue su exnovio Geovanni Otero quien fue apresado.
A los casos fatales como estos debería precederles un historial de denuncia contra el acusado y notificaciones de advertencia a partir de la acusación de la víctima. Sin embargo, como mencionamos anteriormente, no siempre es así, las mujeres latinas se enfrentan a varias barreras para denunciar.
Por otra parte, existe un protocolo de investigación y protección ante casos de violencia a menudo desconocido por las víctimas, pero que intenta enfocarse específicamente en este tipo de casos y proveerles un servicio personalizado.

DV-48, el formulario que describe la escena de violencia
Las autoridades de la Ciudad de Filadelfia comprenden como violencia doméstica el aislamiento, la privación financiera, el acecho, el abuso emocional y las amenazas de dañar a la pareja, a los hijos o a las mascotas. La primera indicación es llamar al 911, así queda estipulado en el sitio web de La Ciudad.
Conforme dictan los protocolos, cuando la Policía de Filadelfia llega a cualquier escena de violencia doméstica conocida o sospechada, los oficiales deben completar un formulario DV-48.
Se trata de un documento creado en asociación entre el Departamento de Policía de Filadelfia y grupos de defensa de la violencia doméstica como Woman Against Abuse (WAA), una de las agencias proveedoras de servicios contra la violencia doméstica más importantes de Filadelfia.
Al respecto, Joanna Otero-Cruz, directora ejecutiva de Women Against Abuse, explica que el DV-48 “orienta de manera experta al oficial sobre qué buscar en la escena” que pueda indicar violencia doméstica.
En general deben fijarse en los detalles de la residencia, si arrancaron cortinas, si parece ser una pelea física, si hay cuchillos fuera, si están estrangulando a la persona, algo que, desafortunadamente es muy común, tal y como explica Otero-Cruz, cuando escala el patrón de violencia.
“Cada cierto tiempo evaluamos el DV-48 porque tenemos que cambiar con el tiempo. A veces entre más estudios hacemos y reconocemos, más cambios tenemos que hacer, pero la responsabilidad de implementación es de la Policía”.
La importancia de este formulario radica en que estos detalles documentados en la escena, se utilizan en la investigación y con estos las y los defensores pueden solicitar Órdenes de alejamiento, disputa de custodia de menores de edad, entre otros. “Si eso no está documentado, es muy difícil”, asevera Joanna.
Al cierre de esta nota se desconocía por fuentes oficiales y extraoficiales, cuánto tiempo ha pasado desde la última revisión del documento; un ejercicio necesario teniendo en cuenta la necesidad de la comunidad, las denuncias y el cambiante contexto migratorio al que se enfrentan las mujeres víctimas de violencia doméstica en la ciudad.
¿Qué pasa una vez se completa el formulario?
“Por lo general, en la mayoría de los casos graves, cuando llega la policía, el perpetrador ya no está”, dice Otero-Cruz. Entonces se pone en búsqueda y captura y se desarrollan las investigaciones con las personas cercanas a la víctima y el acusado.
El DV-48 completado es entregado al detective y el oficial coordinará una entrevista más profunda con la víctima, o con sus familiares en caso de ser un caso fatal. Acá suelen enfrentarse la barrera idiomática y cultural, puesto que no necesariamente las partes pueden interpretarse.
En la estación de policía, es probable que la víctima o dolientes se encuentren con un oficial de asistencia a las víctimas (VAO, por sus siglas en inglés). Los VAO son claves para la comunicación entre las partes y guían a la víctima para acceder a recursos de protección si así desea.
Teniendo en cuenta tal responsabilidad, resulta conveniente conocer sobre la preparación necesaria para ser VAO en Filadelfia. Ante el cuestionamiento, el oficial de Obra del Departamento de Filadelfia, Shawn Ritchie, expresó que “Los agentes de la VAO reciben formación”.
Añadió además que la cifra aproximada de este tipo de oficiales en la ciudad es de 25, lo cual nos hace preguntar ¿realmente 25 VAO han atendido de manera efectiva a las víctimas de 9.860 casos?
Por otra parte, la preparación que reciben es crucial puesto que deberían tener conocimiento cultural e idiomático sobre la comunidad, dominio de los temas de género, violencia y psicología.
Desinformación y miedos que atentan contra la denuncia
Las víctimas de violencia doméstica cuentan con varios recursos para protegerse una vez son atacadas. Sin embargo, en el imaginario popular persisten ideas erradas sobre el proceso que infunden temor a la hora de la denuncia.
1- Miedo a perder o compartir la custodia de los hijos
La desinformación hace que este sea de los mayores temores pero la verdad es que ante la Ley, que una persona sea víctima de violencia o agresor no significa que le puedan remover la custodia. En caso de peligro máximo se puede solicitar una petición de emergencia para el menor de edad.
A propósito, en Filadelfia hay un centro de supervisión para visitas (Supervise Visitation) donde los acusados pueden visitar a sus hijos bajo la supervisión de otros adultos y sin interactuar con la víctima.
2- Miedo por la inseguridad económica
Comenzar a sufragar de manera individual el coste de vida, que aumenta cuando se tiene menores de edad, es una decisión difícil. Por tanto, muchos agresores utilizan este elemento como chantaje para que sus parejas no puedan huir.
Por ello, muchas organizaciones de Filadelfia que apoyan a mujeres en situación de violencia también ofrecen asesoría para que las sobrevivientes adquieran habilidades útiles para autosostenerse o entrar al mercado laboral.
3- Miedo por la situación migratoria
Quienes no tienen estatus legal en el país temen ser deportadas. Muchas veces los agresores utilizan eso (para tener poder) sobre su pareja. Incluso quitan los documentos de identificación para mantener su control. Sin embargo, ni las organizaciones ni los servicios policiales deben pedir la documentación como respuesta a una denuncia.
Esto, la desinformación y la brecha de acceso digital son handicap en los escenarios de violencia. Muchas mujeres desconocen qué hacer y a cuáles organizaciones dirigirse. No obstante, existen herramientas y recursos como: el sitio de la Ciudad de Filadelfia, Congreso de Latinos Unidos, Woman Against Abuse, Mujeres en Transición y nuestro Centro Integral de la Mujer Madre Tierra, estas entidades abogan por la protección de las víctimas, cuentan con servicio de asesoría y acompañamiento en español y gratuito.

La odisea para “ser protegidas”
Las autoridades de Filadelfia establecen que las mujeres víctimas pueden solicitar una Orden de protección contra el Maltrato (PFA), si han sido agredidas por sus familiares o parejas. Para ello deben presentar la denuncia y seguir una serie de pasos e instrucciones que, se supone, garanticen su seguridad.
Si bien el informe para la Protección contra los malos tratos en el Condado de Filadelfia, aclara las garantías de atención que reciben las víctimas, llama la atención que las estructuras legales y policiales tengan mayores orientaciones para la víctima que para el victimario.
Esta ruta por la protección se traduce en días laborales perdidos -pocas veces contemplados por los jefes-, gastos de transportación y alimentación, incertidumbre y desesperación, sin contar lo que implica cumplir, a la par, con los cuidados maternos, en caso de que aplique.
Mientras, el agresor solo recibe su notificación y decide si acatarla o violarla, esperando una pena, en caso de ser condenado que va desde 6 meses de prisión y/o una multa de hasta $1000.
Mujeres latinas revictimizadas en el sistema de justicia
En la cultura latina aún se percibe a la mujer como la figura que debe soportar cualquier ofensa para mantener la familia unida. El juicio popular y sistémico no pocas veces pone en duda su verdad.
Los sistemas poseen en su raíz una herencia patriarcal que, aun protegiendo a las víctimas, pone la mayor distribución de tareas sobre ellas. Además de la desinformación, la incertidumbre migratoria y la falta de recursos humanos en las oficinas del 911 de Filadelfia, las víctimas también lidian con las responsabilidades cotidianas y el shock emocional. Al tiempo, hacen las diligencias para probar que fueron violentadas.
En este contexto, apoyarnos en las organizaciones de protección y contar a nuestras amigas sobre su trabajo, son la vía más efectiva para recibir apoyo, cobijo, asesoría, incluso herramientas para romper ciclos de dependencia. Trabajar en red es nuestro acto de resistencia como mujeres.
Una vez debemos exigir un sistema que nos proteja, pero también decir en voz alta qué está pasando y quién lo está causando. El perpetrador puede estar en el Metro, en el parque, cerca de nosotras tomando café mientras su víctima corre de una oficina a otra para obtener protección. Por eso, cada una que habla y señala nos salva al resto de sumar puntos fatales a las estadísticas de agresión.
No es suficiente con denunciar, es urgente exigir cambios estructurales que protejan a las mujeres. La violencia contra las mujeres latinas no es un problema privado, es una crisis de derechos humanos que Filadelfia y el país deben atender con urgencia.
Este reportaje fue publicado originalmente por Madre Tierra Producciones.