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La Tierra y nosotros

El planeta puede seguir adelante sin la humanidad, pero nosotros sí dependemos de él para poder seguir existiendo

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El 22 de abril de todos los años se celebra el Día Mundial de la Tierra. Las organizaciones que trabajamos a favor de la acción climática dedicamos este mes a reflexionar sobre nuestra relación con el planeta que nos sirve de hogar.

A propósito del cambio climático, que es nuestra principal inquietud, es innegable que la actividad humana es la causante de la aceleración de este fenómeno. Y a medida que la temperatura del planeta continúa aumentando, se hacen evidentes los efectos que esta situación tiene sobre nuestras vidas.

Es común hablar del problema como si fuera algo que solamente pone en riesgo a la Tierra. Esta es una visión equivocada.

Si el cambio climático sigue aumentando la temperatura del planeta, es la raza humana la que se encuentra verdaderamente en peligro. La Tierra puede seguir existiendo perfectamente con unas condiciones climáticas que, a diferencia, harían la supervivencia humana extremadamente difícil, por no decir imposible.

De hecho, los efectos del calentamiento global ya golpean a numerosas poblaciones en el mundo.

El aumento del nivel del mar, las olas de calor cada vez más frecuentes y extremas, las inundaciones y las sequías, son solo algunas de las consecuencias que están afectando a millones de personas. Y si no actuamos sobre las causas, todo esto solamente empeorará.

Pixabay

Lo más inquietante es que los efectos sobre las personas no se sufren de manera uniforme. Las poblaciones más vulnerables, como los niños, las personas mayores y las comunidades económicamente desfavorecidas, son las más afectadas.

Los 1,1 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales que tenemos hoy, ya están afectando a quienes sufren de problemas circulatorios, hipertensión arterial y condiciones cardíacas.

La contaminación por los gases de efecto invernadero, producto de actividades humanas como la quema de combustibles fósiles, afecta gravemente a infantes, adultos y ancianos que padecen problemas respiratorios.

Este panorama también afecta nuestra seguridad alimentaria, al poner en riesgo los cultivos y el agua para nuestro consumo.

El cambio climático también está teniendo un impacto negativo en la economía mundial y en la seguridad nacional, con las enormes pérdidas que provocan los eventos meteorológicos extremos y los elevados costos de reconstrucción, por eso es importante accionar con medidas concretas para combatirlo.

Por muy incómodo que resulte, debemos reconocer la necesidad de romper con nuestros viejos hábitos dañinos y adoptar nuevas formas de vida que prioricen la salud del planeta y nuestro bienestar.

Esto significa reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles, promover las energías renovables, fomentar la conservación y protección de los ecosistemas naturales, y modificar nuestra forma de vida para que sea más sostenible.

Si queremos asegurar un porvenir para la humanidad, debemos actuar ahora. Necesitamos emprender acciones concretas y efectivas para detener el cambio climático antes de que sus consecuencias sean irreversibles para la Tierra… y para nosotros.

No podemos separar nuestra suerte de la del planeta donde vivimos, tenemos que integrar la idea de que cuidarlo es sencillamente cuidar de nosotros mismos y asegurar la sostenibilidad del futuro.

 

Este artículo ha sido facilitado por la Fundación VoLo, una organización sin ánimo de lucro cuya misión es acelerar el cambio y el impacto global apoyando soluciones climáticas basadas en la ciencia, potenciando la educación y mejorando la salud.

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