Historia de los nativos de Pensilvania
Estos pueblos nativos destacan por su diversidad cultural, conexión con la naturaleza y legado perdurable, marcado por tribus como los lenape, susquehannock, eriez y shawnee.
En 2009, el Congreso de Estados Unidos aprobó una legislación que estableció el viernes posterior al Día de Acción de Gracias de cada año como el «Día del Patrimonio Nativo Americano». Dicha legislación fue posteriormente firmada por el Presidente. Para este año 2024, la fecha marcada es el día de hoy, viernes 29 de noviembre.
La historia de los pueblos nativos de Pensilvania está marcada por su rica diversidad cultural, su conexión profunda con la naturaleza y su capacidad de adaptación a los cambios drásticos que trajo la colonización. Antes de la llegada de los europeos, el territorio de la actual mancomunidad estaba habitado por diversas tribus que moldearon la región con su presencia y contribuciones. Desde los lenape y los susquehannock hasta los eriez y los shawnee, estas comunidades dejaron un legado que aún resuena en la actualidad.
Las tribus que habitaron Pensilvania
Lenape (Delaware):
Conocidos como los «pueblos originarios», los lenape vivían principalmente en las áreas orientales cercanas a los ríos Delaware y Schuylkill. Eran agricultores, pescadores y cazadores expertos, con una estructura social matrilineal y una visión profundamente respetuosa de la naturaleza.
Susquehannock:
Ubicados a lo largo del río Susquehanna, eran una tribu conocida por su destreza en el comercio y la guerra. Sin embargo, enfermedades y conflictos con los colonos europeos llevaron a su declive en el siglo XVII.
Eriez:
También conocidos como la «Gente del Gato», los eriez habitaron las áreas cercanas al lago Erie. Fueron agricultores, pescadores y horticultores que establecieron asentamientos permanentes. Su legado está marcado por los conflictos con los iroqueses, que resultaron en su absorción por esta confederación en el siglo XVII.
Shawnee:
Migraron a Pensilvania desde el suroeste y formaron comunidades en alianza con los lenape y otras tribus.
Iroqueses (Confederación Haudenosaunee):
Aunque su territorio principal estaba al norte, en Nueva York, los iroqueses ejercieron una fuerte influencia sobre Pensilvania y llegaron a controlar gran parte del territorio durante el siglo XVII.
Monongahela:
Una cultura precolombina sedentaria, establecida principalmente en el suroeste de Pensilvania, que desapareció misteriosamente en el siglo XVII.
Nanticoke, Conoy y Delaware-Munsee:
Otros grupos migrantes o subtribus que buscaron refugio en Pensilvania, enriqueciendo el tejido cultural del estado.
Historia y resiliencia de los Eriez
Los eriez, cuyo nombre significa «pantera» o «puma», jugaron un papel crucial en la región occidental de Pensilvania. Durante el siglo XVII, estuvieron involucrados en disputas con los iroqueses por el control del comercio de pieles, lo que resultó en su derrota y dispersión. Aunque como grupo dejaron de existir, su memoria vive en nombres geográficos como el lago Erie y en los relatos históricos.
El impacto cultural y la presencia actual
El legado nativo de Pensilvania se refleja en la toponimia del estado, en valores como el respeto a la naturaleza y en los esfuerzos actuales por preservar las culturas originarias. Organizaciones como “Lenape Nation of Pennsylvania” trabajan activamente para educar al público sobre esta historia y promover eventos que celebren las tradiciones nativas.
Como afirmó la historiadora Ana Blackwell: «El reconocimiento de estas comunidades no solo es un acto de justicia histórica, sino también una oportunidad para aprender de su relación sostenible con el entorno», de acuerdo a Educacua. Además, según un estudio publicado por Penn State Journals, «la resiliencia de las comunidades indígenas es testimonio de su compromiso por preservar sus raíces y adaptarse a los desafíos modernos».
En conclusión, la historia de los indígenas en Pensilvania es un relato de resiliencia y contribución. A pesar de siglos de desplazamiento y adversidad, las comunidades indígenas mantienen viva su cultura y su legado. Es esencial continuar apoyando sus esfuerzos de preservación y aprender de los valores que han transmitido durante generaciones.