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Enfrentando los grandes incendios forestales

El aumento de estos catastróficos sucesos en Canadá, con humo que llega a EEUU, plantea interrogantes sobre las causas, cómo afectan a nuestra salud y cómo podemos ayudar a detenerlos

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Los incendios forestales que azotan a Canadá ya han batido récords de superficie total quemada, número de personas obligadas a evacuar sus hogares y coste de la lucha contra las llamas. Según un informe de la agencia de noticias AP, la temporada de incendios solo ha llegado a la mitad.

Los incendios han quemado 8,8 millones de hectáreas (27,7 millones de acres), una superficie del tamaño del estado de Virginia, según declaró Michael Norton, director general del Centro Forestal del Norte del Servicio Forestal Canadiense.

La fuente añade que, hasta el 4 de julio, había 639 incendios activos en el país, 351 de ellos fuera de control. «En lo que va de año se han producido 3.412 incendios, muy por encima de la media decenal de 2.751», afirma Norton.

Como consecuencia, más de un tercio de la población estadounidense ha estado bajo alerta por la calidad del aire, que abarca más de una docena de estados desde el Medio Oeste hasta la Costa Este.

¿Por qué aumentan los incendios forestales?

La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica cita el cambio climático como un factor clave en el aumento del riesgo y la extensión de los incendios forestales, junto con el aumento del calor, la prolongación de la sequía y una atmósfera sedienta.

Además, «los incendios forestales requieren la alineación de una serie de factores, como la temperatura, la humedad y la falta de humedad en los combustibles, tales como árboles, arbustos, hierbas y restos forestales», según la misma fuente.

Pexels – Pixabay

Así es como la sequía y el calor persistente preparan el terreno para temporadas extraordinarias de incendios forestales, como la que estamos presenciando actualmente.

Señalar los riesgos para la salud

Como explica la Asociación Americana del Pulmón, uno de los muchos contaminantes que se encuentran en el humo de los incendios forestales es la contaminación por partículas, que es una mezcla de partículas sólidas y líquidas muy pequeñas suspendidas en el aire.  «Estas partículas son tan pequeñas que entran y se alojan en lo más profundo de los pulmones, desencadenando ataques de asma, infartos y derrames cerebrales».

Añaden que «estudios realizados en niños de California revelaron que los niños que respiraban el aire cargado de humo durante los incendios forestales tenían más tos, sibilancia, bronquitis, resfriados y eran más propensos a tener que ir al médico o al hospital por causas respiratorias, especialmente por asma».

Otra amenaza detectada por el humo de los incendios forestales es el monóxido de carbono, un gas incoloro e inodoro más común durante las fases de combustión lenta de un incendio y en las proximidades del fuego. La inhalación de CO reduce el aporte de oxígeno a los órganos y tejidos del cuerpo y puede provocar dolores de cabeza, náuseas, mareos y, en concentraciones elevadas, la muerte.

Los incendios forestales propagan otras emisiones nocivas, como óxidos de nitrógeno y muchos contaminantes atmosféricos peligrosos.

¿Cómo cuidarnos?

La mejor manera de evitar respirar las partículas nocivas del humo de los incendios forestales es permanecer en espacios cerrados.

AirNow recomienda utilizar el sentido común. «Si afuera parece que hay humo, probablemente no sea un buen momento para cortar el césped o salir a correr. Y probablemente no sea un buen momento para que sus hijos jueguen al aire libre».

La Junta de Recursos Atmosféricos de California sugiere que las personas que deban estar al aire libre durante periodos prolongados, en zonas con mucho humo o donde haya ceniza, pueden llevar una mascarilla respiratoria N95 con certificación NIOSH. Las personas con afecciones respiratorias, pulmonares o cardiacas deben limitar su exposición permaneciendo en el interior.

¿Podemos ayudar a reducir los incendios forestales?

Las hogueras, los cigarrillos desechados y los equipos eléctricos, como los cables de alta tensión caídos, provocan incendios forestales, según la lista del Fondo de Defensa Medioambiental. También hay desencadenantes fuera del control humano, como la caída de un rayo.

Pero el cambio climático puede hacer que los entornos sean más susceptibles de arder. La mejor manera de combatir los incendios forestales es luchar contra el cambio climático, y ya sabemos cómo reducir la contaminación climática. Si queremos crear un mundo en el que prosperen la gente y la naturaleza, el momento de actuar es ahora.

Este artículo ha sido facilitado por la Fundación VoLo, una organización sin ánimo de lucro cuya misión es acelerar el cambio y el impacto global apoyando soluciones climáticas basadas en la ciencia, potenciando la educación y mejorando la salud.

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