COVID-19 y escuelas: ¿cómo recuperar el tiempo perdido?
“Las escuelas también son importantes para la salud mental y física de los estudiantes, lo cual fue un argumento muy fuerte para volver a los planteles físicos”
La pandemia agudizó las diferencias en la educación de los niños. En dos años, millones de pequeños se han quedado atrás en las expectativas de lectura y matemáticas.
“Una de las cosas positivas de la pandemia es que ha resaltado la importancia de las escuelas”. Así lo afirma Louis Freedberg, antiguo director ejecutivo de la organización EdSource y veterano periodista especializado en educación.
Agrega que incluso en muchos estados se dio dinero adicional, para programas que asistieran a lidiar con la pandemia.
Destaca que “Las escuelas también son importantes para la salud mental y física de los estudiantes, incluso para recibir alimentos, lo cual fue un argumento muy fuerte para volver a los planteles físicos”.
Pero al regresar a los centros educativos se ha notado lo que se perdió en el aprendizaje. “A algunos estudiantes no les está yendo muy bien”, lamenta. “Y debemos enfocarnos en lo que se puede hacer”.
Según Freedberg, los niños están muy emocionados por volver a sus colegios. “¿Cómo podemos aprovechar este momento, cuando los niños quieren estar allí?” se pregunta.
Nuevos paradigmas
El experto recalca que por mucho tiempo el enfoque ha sido en evaluaciones y notas. “Eso no funciona realmente. Pensamos que los estamos motivando con eso. Van a necesitar siempre una evaluación o examen; pero no debe ser lo más importante”.
También aconseja volver al arte y la música. “Antes era clave en el currículo de las escuelas, pero se ha olvidado”, dice. “Igualmente sucede con programas de deporte. Debemos ver quiénes lo están haciendo bien para extenderlo y copiarlo”.
Freedberg celebra iniciativas como la organización Link Learning, que propone una escuela secundaria en línea para jóvenes de 14 a 21 años, con apoyo local y guía hacia una carrera universitaria o técnica.
En cuanto a la diferencia en el monto de los recursos para cada distrito escolar, no cree que el dinero en sí sea el problema, sino cómo utilizar los fondos. “Si se destinan de una manera bien enfocada, se puede lograr un cambio”, razona.
Finalizar el aprendizaje
Allison Socol, quien es Directora Adjunta de Política P12 para Ed Trust en Washington DC, definió el “Aprendizaje No Finalizado” como la pérdida o brecha en el proceso. Se están buscando recursos que permitan superar este problema.
“Queremos cambiar el enfoque, quitar la responsabilidad de los estudiantes y colocarla en el sistema”, adelanta.
Al inicio de la pandemia en marzo de 2020, se dieron cuenta de que esta iba a tener un impacto en la educación, especialmente en comunidades de color y de bajos recursos.
“Aprender cómo podemos ayudar con el aprendizaje en medio de una pandemia ha sido una experiencia sin precedentes”, según ella.
Socol delimitó tres aspectos en este proceso: una tutoría intensiva, tiempo de aprendizaje expandido y relaciones sólidas.
El primero implica trabajar en enseñanza de uno en uno. Esto debe ayudar a los estudiantes a trabajar la pérdida del aprendizaje, con acceso al contenido necesario.
La vocera sugiere añadir tiempo después de la escuela, con actividades como lecturas.
“Lo más importante es crear relaciones sólidas, asegurarse de que los estudiantes estén involucrados, que tengan progreso académico mientras satisfacen sus necesidades emocionales y sociales”, apunta.
Ed Trust publicó un informe, junto a otras organizaciones nacionales, sobre programas de tutorías con fondos federales y estatales en 5 estados: Colorado, Luisiana, Nuevo México, Tennessee y Texas.
Socol ejemplifica con un programa de Nashville denominado Navigator, que permite conectarse con estudiantes y sus familias, para satisfacer necesidades académicas y de diferentes tipos.
Otros programas son Saga Tutoring, dirigido a los estudiantes de noveno año en álgebra, “con resultados increíbles”, según ella. Reporta que otros más, como Reading Partners, Future Forward Literacy o Building Assets Reducing Risks también obtuvieron resultados exitosos.
Recuerda que el gobierno federal ha brindado recursos de 90 mil millones de dólares para asistir la las escuelas y que la mayoría de este dinero viene del American Rescue Plan o Plan de Rescate Estadounidense.
La fortaleza de las escuelas comunitarias
Hayin Kimner es directora gerente de Community Schools Learning Exchange, así como Miembro de Investigación para el Análisis de Políticas para la Educación de California.
Segú ella, las escuelas comunitarias son una estrategia completa. Distritos, escuelas, familias y estudiantes trabajan en conjunto con gobiernos locales para mejorar los resultados. “Muchas veces esta malla escolar no puede proteger de ciertas situaciones, como la calamidad del COVID”, advierte.
Cree que las respuestas iniciales fueron orgánicas y efectivas para tener una mejor educación. “Las escuelas que tienen una relación sólida con las familias han resuelto las brechas de la tecnología. También han logrado integrar a profesores y estudiantes. La educación virtual sí ha brindado un apoyo”, asegura Kimner.
Recalca que las instituciones educativas no deben estar solas. “Hay que coordinarlas con los departamentos de salud pública y las organizaciones comunitarias”, agrega.
Asevera que se puede tomar la realidad y ayudar a los estudiantes con contenidos y habilidades. “No es solamente la respuesta a una pandemia, es la oportunidad para la transformación”, finaliza Kimner.