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La economía circular une eficiencia energética y económica

Jason E. Dodier explica que la economía circular no se limita a gestionar los residuos, sino que consiste en replantearse el uso de los recursos desde el principio: eliminar los residuos, reutilizar los subproductos y pensar más allá de los sistemas en ciclo cerrado

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Jason E. Dodier es un defensor de la economía circular y especialista en aceleración y financiación de la eliminación del carbono. Su misión se centra en capacitar a los promotores de proyectos de todo el mundo para alcanzar los ambiciosos objetivos de valorización de residuos, secuestro de carbono y biodiversidad establecidos por la agenda climática mundial.

Como cofundador de GRAIN Ecosystem, su objetivo es “permitir a productores, inversores y proveedores de equipos hacer crecer y desplegar proyectos de descarbonización más rápido y fácil que nunca”.

La Fundación VoLo le invitó a una sesión de preguntas y respuestas para conocer mejor la economía circular. Su enfoque transformador de la producción y el consumo, que pretende minimizar los residuos, reutilizar los recursos y maximizar la eficiencia, es un poderoso paso hacia una mejor comprensión de esta mentalidad.

–¿Puede explicarnos qué es la economía circular?

–Para mí, los residuos sólo son desechos si los desperdiciamos. Y la forma en que yo lo veo es rediseñando todo el sistema. No se trata sólo de cerrar el ciclo, sino de diseñar los residuos y la contaminación desde el principio.

Aprovechamos los residuos del funcionamiento de un aserradero, un ingenio azucarero o una planta de procesamiento de alimentos, utilizándolos para mejorar la sociedad y crear productos. Uno de nuestros clientes explota un ingenio azucarero y una destilería galardonada. Procesan los residuos para obtener biocarbón, que puede emplearse como aditivo en el cemento, el acero, la filtración de agua o simplemente para mejorar los suelos. La economía circular se inspira en los ciclos naturales. En eso consiste realmente el futuro.

–¿Cuáles son los obstáculos a la difusión de las prácticas de economía circular?

–Existe la percepción de que estos enfoques son costosos y no producen los mejores rendimientos. Sectores como los centros de datos y la IA, que impulsan la tecnología del futuro, consumen muchos recursos y tienden a seguir un modelo de consumo lineal.

Además, la resistencia al cambio es significativa, especialmente en las grandes empresas. Solo en 2022, la industria estadounidense del petróleo y el gas gastó más de 130 millones de dólares en grupos de presión. Además, la débil aplicación de las leyes ambientales y la falta de estandarización son problemas significativos. Las cadenas de suministro son complejas y muchas industrias todavía dependen de un modelo de producción lineal. Todos estos factores crean barreras sustanciales para la aplicación efectiva de las prácticas de la economía circular.

–¿Cómo podemos luchar contra el cambio climático creando una mentalidad de economía circular?

–La educación es crucial. En la actualidad, Estados Unidos utiliza alrededor de 1.000 millones de libras de pesticidas al año. El glifosato, uno de los principales ingredientes de estos pesticidas, daña el ADN y provoca cáncer.

Si podemos educar a la gente en estos temas y concienciarla de cómo la economía circular puede mejorar los procesos lineales tradicionales, veremos mejoras importantes. Pero necesitamos que la gente se una, comparta modelos económicos y tenga en cuenta la justicia medioambiental.

–Somos una economía capitalista. El capitalismo también debería basarse en la eficiencia y el aprovechamiento de los recursos. ¿Cómo puede un modelo circular darnos mejores cifras en el contexto económico?

–Hace poco leí un artículo en el Financial Times sobre el concepto de “naturaleza positiva”. El PIB mundial ronda los 80 billones de dólares, y la naturaleza representa la mitad. Necesitamos que el capitalismo evolucione si queremos satisfacer las necesidades de las personas y del planeta. Las organizaciones necesitan marcos vinculados a la economía circular que regeneren los sistemas naturales en lugar de agotarlos.

Muchas empresas han empezado a actuar en este sentido, controlando y gestionando sus cadenas de suministro para impulsar el crecimiento económico mientras apoyan la biodiversidad.

–¿Cómo puede una economía circular apoyar a las poblaciones vulnerables, tanto desde el punto de vista medioambiental como económico?

–Una forma importante es la responsabilidad. Ya lo vimos en la COP28 del año pasado con la creación del Fondo de Pérdidas y Daños. Tenemos que asegurarnos de que se cumplan compromisos como estos.

La economía circular es una herramienta poderosa de abordar las desigualdades sistémicas, especialmente en zonas que sufren degradación medioambiental.

Las empresas pueden invertir en tecnología y procesos en las comunidades que reduzcan las emisiones, especialmente en sectores como el textil, la electrónica y la agricultura.

Acciones sencillas como sustituir las lámparas de queroseno por minirredes y educar a la gente sobre las luces LED marcan una gran diferencia. Programas como estos pueden fomentar el desarrollo sostenible, crear empleos verdes y, en última instancia, ser beneficiosos también para las empresas, ya que los jóvenes desean cada vez más trabajar para empresas comprometidas con la sostenibilidad.

Este artículo ha sido facilitado por la Fundación VoLo, una organización sin ánimo de lucro cuya misión es acelerar el cambio y el impacto global apoyando soluciones climáticas basadas en la ciencia, potenciando la educación y mejorando la salud.

 

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