La CIA descarta que el Síndrome de La Habana se deba a una acción extranjera
Una investigación los servicios de inteligencia de EEUU concluyó que era "muy poco probable" que un adversario extranjero fuera responsable del llamado Síndrome de La Habana, que ha afectado a diplomáticos en todo el mundo. La CIA no dudó en respaldar los resultados.
Una amplia investigación por parte de los servicios de inteligencia de Estados Unidos concluye que es «muy poco probable» que un adversario extranjero fuera el responsable de los síntomas causados por el llamado del Síndrome de La Habana, una aparente dolencia que ha afectado a personal diplomático en todo el mundo, según hallazgos desclasificados publicados el miércoles.
Poco después de que salieran a la luz los resultados de la investigación, el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), William Burns, apoyó públicamente la pesquisa, “una de las mayores y más intensivas de la historia de la Agencia”, al tiempo que se solidarizó con los afectados y reafirmó el compromiso de la institución de continuar a poyando a su personal en cualquier circunstancia.
“Mi equipo de liderazgo y yo respaldamos firmemente el trabajo realizado y los hallazgos. Quiero ser absolutamente claro: estos hallazgos no cuestionan las experiencias y los problemas de salud reales que el personal del gobierno de los EEUU y sus familiares, incluidos los propios oficiales de la CIA, han informado mientras prestaban servicios a nuestro país”, dijo Burns en el breve comunicado.
La misteriosa dolencia, reportada por primera vez entre funcionarios estadounidenses en la capital cubana en 2016, ha afectado a diplomáticos, funcionarios y familiares estadounidenses en el extranjero. Los síntomas han incluido migrañas, náuseas, lapsos de memoria y mareos.
Como parte de la investigación, que duró más de seis años, las agencias de inteligencia estadounidenses consideraron la posibilidad de que extraterrestres fueran los responsables del síndrome de La Habana, pero lo descartaron, dijo un funcionario estadounidense en una rueda de prensa.
La investigación, que involucró a cientos de oficiales de inteligencia de EEUU, expertos externos y cubrió más de 90 países, según funcionarios de inteligencia citados por Reuters, abarcó desde la posible participación rusa, entrevistas, revisiones de grabaciones y el desarrollo de sensores especiales, hasta la creación de modelos tridimensionales de ubicaciones de incidentes, identificar personas y edificios cerca de esos sitios y rastrear matrículas.
Las agencias de inteligencia de EEUU también rastrearon a ciertas personas, como traficantes de armas, en todo el mundo.
La evaluación de inteligencia de EEUU no encontró evidencia creíble de que algún adversario estadounidense tuviera un arma o dispositivo capaz de causar síntomas compatibles con el síndrome.
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