“Solo rezaba para que no me vieran”: redada de ICE en restaurante de Kansas
A las nueve y veinte de la mañana, Terry llegó, como siempre, al restaurante donde trabaja El Toro Loco Mexican Bar and Grill restaurant, en Lenexa, Kansas. Entró por la puerta trasera, como de costumbre. No imaginaba que ese día viviría una pesadilla.
Cuando llegó, notó algo raro: en la esquina del restaurante estaba estacionado un Chevrolet Malibu oscuro, con los vidrios polarizados. Uno de sus compañeros, el encargado de la cocina, le preguntó si había visto el carro y él le respondió: “Sí, está un poco raro”. Su compañero le dijo que la última vez que vinieron por alguien, llegaron en carros así.
Eran agentes de ICE, pero no llegaron en los carros oficiales: camionetas grandes y negras. Esta vez estaban camuflados, pero eso no dejó de alertar a los trabajadores del restaurante.
RCerraron las puertas y siguieron sus labores. Eran siete trabajadores. A las once, cuando ya se alistaban para iniciar la jornada, entraron los agentes de ICE. Nadie supo cómo lo hicieron. Solo escucharon la bulla, los gritos y el forcejeo. Se estaban llevando a sus compañeros.
Terry se escondió detrás de una puerta, al fondo de la cocina. “Solo rezaba”, dice. “Rezaba para que no me vieran, para que se fueran”. Pasaron tres veces por su lado y no lo vieron, hasta que uno de los agentes lo apuntó con un arma en la cabeza. Terry levantó las manos. No dijo nada, solo quería que supieran que no estaba armado y que no tenía razones para que lo lastimaran. Lo esposaron y lo sacaron. “Nos sentaron afuera, en la calle. Al sol. Sin dar explicaciones”, cuenta.
Esposaron a un ciudadano estadounidense
En ese momento de caos, los agentes de ICE no se detuvieron a revisar quién era quién: un ciudadano estadounidense también fue esposado. Solo después de insistir y mostrar su pasaporte, lo dejaron libre.
Terry les dijo que tenía asilo, permiso de trabajo y número de seguro social, pero los agentes no lo escuchaban. Se tomaron un tiempo y, luego de revisar en el sistema, lo soltaron. “Me dijeron que no podía quedarme más en el restaurante”. Aún no sale del asombro de la suerte que tuvo de que lo encontraran en el sistema, porque a algunos de sus compañeros no los localizaron.
Se llevaron a cuatro compañeros: dos hombres mexicanos, una mujer hondureña y otra mexicana, la encargada de la cocina. “Ella tenía años trabajando ahí. La esposaron hasta el final. Le hicieron muchas preguntas. Cuando llegaron sus hijas, ella solo les pasó las llaves del restaurante”.
Dentro del restaurante, todo quedó hecho un desastre. “Tiraron ollas, abrieron todo. Buscaban más personas”, cuenta Terry. Afuera, el silencio era espeso. Nadie hablaba. “Solo decían que era una verificación de sistema. Que si todo estaba bien, nos soltaban”, recuerda.
El trauma y el miedo
Terry volvió a casa temblando. Cuenta que en el camino vio un carro oscuro detrás de él y pensó que lo seguían. “Casi me accidenté de los nervios que traía. Llamé a mi esposa y le dije que no fuera a trabajar, que tenía miedo. Que si me pasaba algo a mí, ella se iba a quedar sola. Y eso era lo único que me dolía”.
Él sabe lo que es estar detenido. Ya había pasado por eso cuando cruzó por Texas. “Estuve preso. Encadenado de pies a cabeza. Me dejaron en San Antonio y de ahí vine para acá, a Kansas”. Ahora tiene una cita en corte en 2028. Pero ya no sabe qué pensar. “Me siento mal. Muy mal. Quiero salir a trabajar, pero tengo miedo. No quiero salir de la casa”.
Terry es de Ecuador. Llegó en abril del año pasado buscando una vida mejor. Trabaja duro, al igual que sus compañeros. Cuando habla de ellos, solo alcanza a decir: “Todos son excelentes personas. El que me enseñaba en la cocina siempre hablaba de sus hijos. Mostraba fotos. Decía que todo lo hacía por ellos y, cuando se lo llevaban, le dijo: ‘Nos vemos. Y si no nos vemos, será en otra ocasión’”.
Más detenidos
Las detenciones en ese restaurante no fueron las únicas; también se llevaron a cabo en otro restaurante ubicado también en Kansas. En total, fueron 12 personas arrestadas.
Advocates for Immigrant Rights and Reconciliation (AIRR), un grupo que defiende los derechos de los migrantes, organizaron inmediatamente una rueda de prensa y se pronunciaron al respecto, señalando que estas redadas forman parte de un patrón de ataques a trabajadores y que con estas acciones se traumatiza a las comunidades vulnerables. También agregaron que no hubo explicación ni asistencia a las personas que fueron víctimas de este proceso.
Números en aumento
Según el Instituto Cato, organización de investigación de políticas públicas, “hasta el 14 de junio, ICE había detenido a 204,297 personas (desde el 1 de octubre de 2024, inicio del año fiscal 2025). De estas personas, el 65% (133,687) no tenía antecedentes penales. Además, más del 93% de las personas detenidas por ICE nunca habían sido condenadas por delitos violentos. Aproximadamente nueve de cada diez no tenían condenas por delitos violentos ni contra la propiedad. La mayoría de las condenas (53%) se clasificaron en tres categorías principales: delitos migratorios, delitos de tráfico y delitos no violentos”.
También agregan que, según los datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), que no incluyen detalles sobre condenas penales, “durante las dos primeras semanas de junio, ICE detuvo a casi 927 personas no delincuentes. Esto representa un aumento de aproximadamente el triple en comparación con la tasa de personas no delincuentes registradas durante la primera semana de la administración de Donald Trump”.
El nombre de Terry fue cambiado por seguridad y respeto a su privacidad.
Este trabajo fue desarrollado por el equipo de Te Lo Cuento News.