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“Las energías renovables ofrecen una oportunidad para un sistema energético más pacífico”

Alex Rafalowicz, desde la COP16 de Biodiversidad,  habla sobre la conexión entre la crisis climática, la biodiversidad y la violencia, destacando cómo la transición hacia energías limpias beneficiaría al planeta y promovería la paz  

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Alex Rafalowicz es el director de la Iniciativa del Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, una propuesta global “para eliminar los combustibles fósiles y promover una transición justa”, de acuerdo a su página web. Alex viajó recientemente a Cali, Colombia, con el objetivo de intervenir en la Decimosexta Conferencia de las Partes sobre la Biodiversidad de Naciones Unidas 2024 o COP16, que se celebra desde el 21 de octubre hasta el 1 de noviembre.

Conversamos con él para que nos diera sus observaciones sobre el encuentro y nos explicara cuál es el mensaje que lleva.

–En esta reunión, los gobiernos de todo el mundo están negociando sus metas para la protección de la naturaleza y la biodiversidad –nos explica. Y continúa: “Nosotros, como una red de ciudadanos, organizaciones, naciones indígenas, sindicatos, personas de fe, científicos y alcaldes, estamos haciendo un llamado para un tratado de no proliferación de combustibles fósiles”.

Agrega que su asistencia tenía como objetivo destacar que los combustibles fósiles —carbón, petróleo y gas— son una amenaza principal para la naturaleza y para la vida en todo el mundo. “Esto es así porque estos tres productos son la fuente principal de CO₂ en la atmósfera, lo que causa el cambio climático. De hecho, el 86% del incremento de este gas en la atmósfera proviene de la quema de estos combustibles fósiles, lo que está acelerando los impactos del cambio climático. Tristemente, estos efectos son visibles en fenómenos como huracanes más rápidos e intensos, el cambio en los sistemas de lluvias, inundaciones y el aumento del nivel del mar”.

A través de su participación, Rafalowicz busca resaltar la necesidad de políticas enfocadas en detener la expansión de las industrias de carbón, petróleo y gas como elemento esencial para la protección de la naturaleza.

¿Quiénes están presentes en esta cumbre?

Esta es una cumbre mundial, con una fuerte presencia de naciones indígenas, quienes están destacando que la Amazonía está llegando a un punto de no retorno y que se necesitan medidas urgentes para protegerla. También hay científicos, personas de fe —como el movimiento católico para la acción climática—, y ONGs medioambientales, que están trabajando para exponer las conexiones entre las actividades humanas y los riesgos para la naturaleza. Además, el gobierno de Colombia ha invitado a la comunidad del sector privado para discutir inversiones en una economía más sostenible, basada en la naturaleza y no en la extracción de combustibles fósiles.

–¿Qué esperas que se consiga al final de esta cumbre?

–Siempre es difícil llegar a acuerdos entre países, pero cuando lo logramos, avanzamos como humanidad contra las amenazas que enfrentamos. Un ejemplo es el acuerdo de Montreal (durante la Cumbre anterior) sobre los químicos clorofluorocarbonos o CFC, que ha ayudado a reducir el daño en la capa de ozono. También hemos frenado la proliferación de armas nucleares y la producción de minas antipersonales mediante acuerdos internacionales. Lo que queremos ver en esta cumbre es que los países se comprometan a implementar planes reales para proteger la naturaleza y que reconozcan la necesidad de detener la expansión de las industrias de combustibles fósiles, especialmente en zonas vitales como la Amazonía.

Sobre energías verdes y paz

–Mencionas la paz y su relación con la protección del medio ambiente…

–La violencia y la guerra están conectadas con la expansión de la industria de los combustibles fósiles. Hay estudios recientes que demuestran cómo los combustibles fósiles están detrás de muchos conflictos civiles y de guerras interestatales. Por ejemplo, en la invasión de Ucrania por parte de Rusia, el control de los recursos de hidrocarburos jugó un papel importante. Las energías renovables, al ser más distribuidas y con menos dependencia de cadenas de suministro centralizadas, ofrecen una oportunidad para un sistema energético más pacífico.

–Entonces, además de los beneficios climáticos, ¿las energías limpias podrían contribuir a la paz?

–Exactamente. Las energías renovables son una esperanza no solo para reducir las emisiones y proteger la biodiversidad, sino también para disminuir la violencia y los conflictos asociados con los combustibles fósiles. Por eso creemos que un tratado de no proliferación de combustibles fósiles no solo ayudará al clima, sino a la vida en general.

–¿Un mensaje final de tu parte?

–Aunque los problemas ambientales pueden parecer abrumadores, la esperanza es la fuente renovable más poderosa. Como humanidad, hemos enfrentado grandes amenazas antes, y trabajando juntos hemos salido adelante. La acción local y comunitaria es clave: cada pequeño paso, como preguntar por qué los autobuses escolares no son eléctricos o por qué no hemos firmado un tratado de no proliferación de combustibles fósiles, puede marcar la diferencia.

Este artículo ha sido facilitado por la Fundación VoLo, una organización sin ánimo de lucro cuya misión es acelerar el cambio y el impacto global apoyando soluciones climáticas basadas en la ciencia, potenciando la educación y mejorando la salud.

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