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Descubriendo el impacto ambiental de nuestra actividad en línea

La digitalización ha llevado a un aumento en el consumo de energía, especialmente en los centros de almacenamiento de datos. Necesitamos abordar la huella de carbono digital a través de acciones concretas

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En esta era de la transformación digital, hemos sido testigos de avances extraordinarios que han redefinido la forma en que interactuamos, trabajamos y vivimos.

La reducción del consumo de papel y la mayor eficiencia energética son solo algunos de los beneficios que la digitalización ha traído. Sin embargo, existe también un impacto ambiental significativo y muchas veces ignorado: la huella de carbono de nuestra actividad en línea.

Uno de los aspectos más preocupantes es el creciente consumo de energía asociado con el almacenamiento de datos. Los centros de servidores, que son la columna vertebral de la infraestructura digital, consumen enormes cantidades de energía.

Para ponerlo en perspectiva, se estima que estos centros utilizan aproximadamente el 1% de la energía mundial, de acuerdo a la firma de informática y tecnología DataSpan. Un porcentaje que tiende a aumentar con el tiempo, al incrementarse el uso de estos servicios.

Como consecuencia, el proveedor de contenido y publicidad online TechTarget informa que los centros de datos y las redes de transmisión de datos son responsables de casi el 1% de las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la energía, las cuales contribuyen al aumento de las temperaturas globales y al cambio climático.

Este enorme y creciente – además de poco conocido – nivel de consumo, tiene un impacto directo en las emisiones de CO2 y, en última instancia, en el cambio climático.

Lo paradójico es que, si bien la transformación digital ha llevado a una reducción notable en el uso de papel y otras formas de consumo físico, el incremento en la producción, uso y transferencia de datos ha generado un impacto ambiental igualmente significativo, si no mayor.

La sociedad está cada vez más consciente de la contaminación generada por diversas industrias y el transporte, pero la huella de carbono digital sigue siendo un concepto subestimado en la conversación sobre sostenibilidad ambiental.

Servidores golpeados por el calor

El almacenamiento de datos no solo conlleva un costo energético elevado, sino que también es vulnerable en sí mismo a los efectos del cambio climático. Eventos climáticos extremos, como olas de calor récord, pueden afectar gravemente la operatividad de los centros de datos.

Un ejemplo ocurrió a finales de julio de 2022 en el Reino Unido, cuando las altas temperaturas provocaron fallos en los sistemas de enfriamiento de los centros de datos de Google Cloud y Oracle en Londres.

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Un ejemplo ocurrió a finales de julio de 2022 en el Reino Unido, cuando las altas temperaturas provocaron el fallo de los sistemas de enfriamiento en los centros de datos de los proveedores de nube Google y Oracle en Londres.

Estos incidentes no solo interrumpieron los servicios digitales, sino que también revelaron la vulnerabilidad de la infraestructura digital frente a los crecientes eventos climáticos extremos.

Conciencia y acción

En pocas palabras, si bien la transformación digital ha aportado beneficios significativos en términos de eficiencia y accesibilidad, también ha exacerbado los desafíos ambientales.

Es crucial que la sociedad reconozca y aborde el impacto ambiental oculto de nuestra huella digital de carbono, con la implementación de prácticas de gestión de datos más eficientes e inversión en energías renovables para alimentar la infraestructura digital.

Aquí recomendamos algunas medidas a tomar:

  1. Cambiar a electricidad proveniente de fuentes 100% renovables como la solar o la eólica siempre que esté disponible en tu área.
  2. Utilizar motores de búsqueda responsables con el medio ambiente como Ecosia, que plantan árboles con sus ingresos publicitarios. Esto ayuda a compensar las emisiones derivadas del uso de internet.
  3. Desinstalar aplicaciones móviles y programas que no estés utilizando.
  4. Eliminar correos que ya no sean útiles. Almacenar y procesar correos electrónicos requiere energía de los centros de datos.
  5. Limpiar los dispositivos y eliminar aquellos documentos, vídeos e imágenes duplicadas o que no se utilizan. Esto reduce la energía necesaria para alimentar y enfriar los centros de datos.
  6. Reducir el tamaño de los documentos enviados por correo electrónico para disminuir el peso del mensaje.
  7. Cancelar las suscripciones no leídas, esto ahorra las emisiones derivadas de producir y distribuir ese contenido.

Se necesitan medidas concretas como las propuestas para mitigar este impacto a la brevedad y construir un futuro digital verdaderamente sostenible.

Este artículo ha sido facilitado por la Fundación VoLo, una organización sin ánimo de lucro cuya misión es acelerar el cambio y el impacto global apoyando soluciones climáticas basadas en la ciencia, potenciando la educación y mejorando la salud.

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