Aumentan muertes en niños y adolescentes
Homicidios, suicidios, sobredosis de droga y accidentes de tránsito se han incrementado en la población menor de 19 años. Los especialistas alertan que se están perdiendo las vidas que los pediatras salvaron con la ciencia
Dos informes recientes apuntan a una tendencia preocupante: las muertes entre niños y adolescentes han aumentado en los últimos años, y el COVID tiene poco que ver con ello.
Entre 2019 y 2021, la mortalidad infantil por todas las causas aumentó un 10,7% en un año y un 8,3% el siguiente, el mayor incremento en décadas. Entre las principales causas: suicidios, homicidios, sobredosis de drogas y accidentes de tráfico.
Las armas son un protagonista importante en el riesgo de muerte de un joven.
Las muertes por arma de fuego entre los niños estadounidenses aumentaron un 50% en dos años, y para marzo de este año se habían producido 42 incidentes de disparos en recintos escolares, con el resultado de 17 muertos y 32 heridos en todo el país.
Los homicidios en general han aumentado en los estados donde está vigente la ley “Stand Your Ground”. Adicionalmente, la esperanza de vida nacional ha experimentado un descenso.
Perdiendo vidas
La tasa de mortalidad en los países industrializados ha disminuido en los últimos años gracias a la ciencia y la medicina; pero datos recientes demuestran que ha aumentado en la población estadounidense en el grupo hasta los 19 años de edad. Esto es inusual y no había sucedido en la última mitad de siglo.
La afirmación pertenece al doctor Steven H. Woolf, catedrático de Medicina de Familia y Salud de la Población, en la Facultad de Medicina de la Virginia Commonwealth University.
Y agrega: “Desde los años 90, las expectativas de vida de EE. UU. han disminuido respecto a otros países desarrollados, e incluso frente a algunos que no lo son”.
Cita que el aumento en la mortalidad general es de casi un 20% desde 2019. “Podríamos pensar que es por el COVID, pero en realidad están involucrados accidentes y otro tipo de lesiones. Estamos hablando de homicidios, suicidios, sobredosis de dogas y accidentes de tránsito”.
En cuanto al mencionado grupo de jóvenes, dice que las tasas de suicidio empezaron a aumentar en el 2007 y las de homicidio en 2013. Las muertes por drogas comenzaron a incrementarse en 2019. “El coronavirus solamente agregó leña al fuego”, complementa.
Señala que “es una tendencia más profunda, que debe preocuparnos”. Detalla que las armas de fuego son responsables de casi el 50% de este aumento, mientras los accidentes de tránsito aumentaron la cifra en 41%.
Subraya también las diferencias étnicas y raciales. “Los jóvenes negros tienen más probabilidades de morir que otros grupos, ya que hacen el 61% de las víctimas. Sus tasas son 20 veces más altas que sus pares blancos. Los hombres también tienen una probabilidad mayor que las mujeres”.
El experto alerta que los fallecimientos por sobredosis en las poblaciones hispana y negra de todas las edades también han aumentado, alcanzando a sus pares blancos.
“Estamos perdiendo todas las vidas que los pediatras habían arrancado de la mortalidad infantil. Estas tendencias son muy trágicas. La probabilidad de que los jóvenes lleguen a 20 años ha disminuido”, lamenta.
Previene: “Necesitamos lidiar con las armas de fuego, porque estamos llegando al punto en el que este problema está afectando la posibilidad de que los jóvenes lleguen a adultos”.
También urge a abordar los temas de estrés y presión, “que llevan a desenlaces como el suicidio”.
Dice que “Décadas de investigación demuestran que tener un arma en la casa aumenta las probabilidades de atentar contra la propia vida, pero durante la pandemia se incrementó la venta de armas por una percepción de peligro”.
Es pesimista sobre cambios en la situación. “Si Sandy Hook no logró hacerlo, me pregunto si algo más lo hará. Quizá esto pueda motivar a republicanos y demócratas a pensar en eso”.
Cifras al alza
Kim Parker, directora de Tendencias Sociales y Demográficas del PEW Research Center, explica que los Centros para en Control de las Enfermedades o CDC, ofrecen estadísticas a través de los certificados de defunción.
“La tendencia desde 1999 en niños y adolescentes hasta 18 años muestra que se ha incrementado el número y la tasa. Los números entre 2019 y 2021 también muestran un aumento en la tendencia, la muerte por 100 mil personas por armas es de un 23%. Está yendo hacia arriba en todas las edades, pero muy particularmente en este grupo”.
De acuerdo a la vocera, 50% de las muertes por armas en estas edades son homicidios y 32% son suicidios.
En cuanto a una encuesta de padres efectuada durante el otoño pasado, se les preguntó sobre sus preocupaciones.
“La primera es salud mental, apuntada por el 76% de los padres. También les inquieta la mortalidad por armas de fuego. Casi la mitad de ellos muestran algo de preocupación al respecto, con el 22% manifestándose como muy preocupados. 42% de los padres latinos y 1 de cada 3 padres negros también presentan preocupación elevada al respecto”, relata.
La tendencia sube en sectores de bajos recursos.
Además, la preocupación de que esto suceda en la escuela de sus niños está sobre el 70% en general.
Destaca la especialista que “los adultos negros son más propensos a decir que se les trata con prejuicio y se asume que son peligrosos”.
Oportunidades perdidas
A Mayra Álvarez, presidente de The Children’s Partnership, le duele que “muchas personas han perdido la oportunidad de que sus niños se vuelvan adultos”. Recuerda que “el bienestar de los niños es considerado un valor universal y Estados Unidos ha desarrollado protecciones especiales al respecto”.
Por ejemplo, los paparazis respetan a los hijos de las celebridades.
Pero Mayra cree que, al considerar los números, parece que los valores universales se están dejando a un lado.
“Las lesiones por homicidios, suicidios, sobredosis y accidente de tránsito nos han llevado a un punto en el cual se están contrarrestando todos los avances logrados. Los niños están muriendo por causas no biológicas que se pueden prevenir”.
Adicionalmente, destaca que hay un tema de salud mental: “existen millones de niños viendo todo esto”. Para ella, las problemáticas están interconectadas y hay que tratarlas de una manera holística.
Considera que “siempre se trata de las armas” y que “necesitamos una reforma de sentido común, para crear comunidades donde los niños puedan crecer hasta convertirse en adultos prósperos”.
Reconociendo esas necesidades, llama a proveer servicios basados en información. “Hay que reforzar los programas de asistencia social para atacar los problemas de ansiedad, estrés y depresión que se originan por no poder comprar comida o pagar el techo”.
Armas y racismo
Kelly Sampson es asesora Principal y Directora de Justicia Racial de Brady United, uno de los grupos más antiguos para prevenir violencia de armas. Sentencia: “La diferencia entre Estados Unidos y el resto es el acceso a armas de fuego. El racismo y los retos de salud mental existen en otros países que no tienen este problema”.
Aunque en los recientes tiroteos se ha visto cómo el atacante y las víctimas eran de distintas razas, Sampson cree que “Mucho tiene que ver con la historia de la supremacía blanca y el racismo”. Considera que la denominada defensa propia tiene mucho peso racial, al igual que el argumento del “hombre bueno con arma”. “No lo digo como una opinión personal, sino con base en investigaciones”, aclara.
No quiere decir que todos los dueños de armas son racistas, pero comenta que es parte de la cultura que habla del gran número de armas de fuego en el país.
“Los niños negros sufren un número desproporcionado de muertes. No podemos estigmatizar más a las comunidades que ya están sufriendo”, reclama. “La mayor tasa de delitos en comunidades negras tiene base en las disparidades económicas y sociales, así como en el racismo estructural”.
Por eso llama a soluciones sistemáticas. “Los fabricantes y distribuidores de armas de fuego tienen una función clave en esta tarea. Estamos trabajando con el gobierno federal para que los procesos de regulación en este comercio sean más eficientes”.
Finaliza explicando que las leyes deben ser uniformes en todo el país, no sirve que unos estados mejoren en el asunto y otros no. “También debe hacerse un chequeo universal”.