El viaje de Daniel Cavero del ciclismo a la captura de carbono

Daniel Cavero es el cofundador y jefe tecnológico de Noya, compañía dedicada a la captura de carbono. Su historia surge de lo que él describe como “una profunda pasión por la naturaleza”. Solía andar bicicleta con frecuencia y, de hecho, llegó a Estados Unidos en 2009 para seguir una carrera en ciclismo. Sin embargo, un accidente en el que sufrió fracturas vertebrales cambió sus planes. Durante ese tiempo, estudiaba ingeniería mecánica y tomaba clases por correo electrónico, ya que no podía asistir en persona.

“Tres profesores me ayudaron a entender el cambio climático desde perspectivas diferentes. Uno se enfocaba en la economía y geopolítica, otro en la termodinámica, y el último en los materiales. En particular, el profesor de termodinámica me explicó que el CO₂ es un gas que retiene más calor que otros gases, como el oxígeno y el nitrógeno al interactuar con la luz solar, lo que conocemos como efecto invernadero”.

Daniel agrega que los sistemas naturales, como la absorción de carbono por los océanos y las plantas, no son lo suficientemente rápidos para removerlo al ritmo que lo emitimos. “Al comprender el problema desde un punto de vista físico y matemático, supe que el cambio climático era un caos que debía abordarse».

Tras graduarse, trabajó en proyectos relacionados con la reducción de emisiones. Más tarde, encontró investigaciones de Stanford sobre tecnologías para capturar y transformar el CO₂ en materiales útiles.

“Mi cofundador y yo decidimos enfocarnos en capturarlo primero, que es más sencillo. Empezamos con un prototipo en nuestro patio trasero, lo que nos generó una anécdota cuando los vecinos llamaron a la policía pensando que estábamos construyendo un cohete. Ahora hemos crecido y somos un equipo de 30 personas trabajando en nuestro primer piloto comercial en Oakland, California”.

¿Podrías explicarnos de manera sencilla cómo funciona el proceso de captura de carbono?

El aire pasa a través de un filtro químico que atrapa el CO₂. Luego, comprimimos ese filtro para extraer el CO₂ puro, que se puede almacenar en acuíferos subterráneos donde reacciona con la roca porosa y queda atrapado para siempre. Esa es la manera en la que Noya está buscando solucionar el problema. Hay otras formas de hacerlo, como convertirlo en etanol, introducirlo en cemento o concreto para secuestrarlo, o convertirlo en combustible sostenible para aviación.

¿Por qué eligieron almacenar el CO₂ en acuíferos en lugar de transformarlo en otros productos, como cemento o combustibles?

Porque es la manera más escalable, segura y probada. Transformar el CO₂ en cemento, por ejemplo, es interesante pero no hay suficiente cemento en el mundo para capturar todo el CO₂ necesario. Además, convertirlo en combustibles como etanol no es sostenible a largo plazo, ya que éstos se queman y liberan CO₂ nuevamente.

En su sitio web, Noya menciona los créditos de carbono. ¿Cómo funcionan?

Los créditos de carbono son nuestro producto. Por cada tonelada de CO₂ que capturamos, generamos un crédito que puede ser comprado por el gobierno de EE.UU. o por grandes corporaciones como Shopify, Amazon o Microsoft. Estas empresas compran créditos no por altruismo, sino porque entienden que los impactos del cambio climático afectan sus finanzas y operaciones. En ese universo de grandes corporaciones, hay conciencia, hay claridad, hay certeza”.

¿Se puede estimar de algún modo las pérdidas que traerían a estas enormes compañías la inacción ante el cambio climático?

Todas estas compañías están diseñadas para seguir creciendo, por lo que no están preparadas para una desaceleración económica.  Es muy complicado ponerle un número al problema, pero posiblemente sean cientos de trillones de dólares.

Nuestro entrevistado explica que las mencionadas corporaciones disponen de modelos financieros llamando a resolver el problema,  porque en caso contrario los impactos del clima tendrán un efecto negativo en sus números. “No te puedes imaginar lo que podría ser para Amazon, por ejemplo, que una economía del tamaño de la de Alemania caiga; o que California reduzca su consumo en 10% por sus problemas con los incendios forestales, cuando ese estado es la quinta mayor economía del mundo. Eso me hizo entender que teníamos que salir de esa mentalidad de, ‘Cómo vamos a hacer esto’”.

Si esta amenaza no se enfrenta, ¿cuáles serían los impactos negativos que podríamos afrontar?

Sin acciones contundentes, los impactos incluyen inundaciones masivas, sequías severas, desplazamientos de comunidades enteras y alteraciones económicas globales. Florida por ejemplo, recibiría 50 huracanes al año en vez de 10. Sí no tomamos medidas hoy y seguimos quemando gasolina y petróleo, eso podría pasar antes de los próximos 20 o 30 años. Esto no es solo un problema ambiental, sino también social y económico que afectará a todos, especialmente a las poblaciones más vulnerables.

¿Cuáles son los obstáculos a superar para hacer crecer esta solución que propone Noya?

El mayor desafío es asegurar energía renovable. Capturar CO₂ requiere una gran cantidad de potencia, y la competencia por ésta se intensificará en los próximos años debido al crecimiento de los centros de datos y la inteligencia artificial. Además, la industria de captura de carbono es relativamente nueva, lo que significa que debemos mejorar nuestra eficiencia para competir por estos recursos.

El podcast de la Fundación VoLo Corrección Climática con la entrevista a Daniel Cavero se puede escuchar aquí.

La sesión de la Conferencia de la Fundación VoLo Climate Correction^TM  con Daniel Cavero se puede ver aquí.

Este artículo ha sido facilitado por la Fundación VoLo, una organización sin ánimo de lucro cuya misión es acelerar el cambio y el impacto global apoyando soluciones climáticas basadas en la ciencia, potenciando la educación y mejorando la salud.