Violencia doméstica y falta de vivienda
Muchas mujeres –e incluso niños- quedan en la calle al escapar de un hogar donde son víctimas de agresiones. Atajar este problema puede ayudar a disminuir el porcentaje de personas sin techo
La violencia doméstica, también conocida como violencia de pareja, es una de las principales causas de la falta de vivienda, en particular para las víctimas con recursos económicos limitados.
Esta información aparece en un nuevo estudio publicado recientemente por la Universidad de California en San Francisco. La denominada Iniciativa sobre Vivienda y Personas sin Hogar descubre que al menos el 17% de las personas que no tienen vivienda huyeron de sus hogares debido a la violencia de pareja.
Las víctimas enfrentan muchas barreras para volver a recibir vivienda, incluida la falta de recursos económicos, sufren posibles desalojos como resultado de la presencia excesiva de la policía en sus casas y puntajes crediticios bajos, debido a que sus parejas usan su crédito de manera fraudulenta.
Revelando el nexo entre la violencia de pareja y la falta de vivienda
En un informe innovador titulado «Hacia la seguridad: comprender la violencia y la falta de vivienda en la pareja íntima», la doctora Anita Hargrave, profesora adjunta de la UCSF e investigadora principal de la Iniciativa Benioff para personas sin hogar y vivienda (BHHI), arroja luz sobre la intrincada relación en la pareja íntima violenta (IPV) en sus siglas en inglés.
El estudio extrae sus conocimientos de datos de encuestas y entrevistas en profundidad realizadas como parte del Estudio Estatal de California, la encuesta representativa más extensa sobre personas sin hogar en los Estados Unidos desde mediados de la década de 1990.
Presentado a los formuladores de políticas de California en junio de 2023, el informe abarca datos de 8 condados, que representan 8 regiones, con un grupo de participantes compuesto por adultos mayores de 18 años sin hogar.
Los hallazgos subrayan la urgencia de abordar la violencia de género como un precursor importante de la falta de vivienda, especialmente para aquellos que se tambalean al borde del abismo económico.
Sorprendentemente, el 40% de los participantes que denunciaron violencia de género dentro de los seis meses anteriores a quedarse sin hogar la citaron como una razón para abandonar su vivienda anterior, y el 20% la consideró la causa principal.
Los sobrevivientes, que ya luchaban con ingresos extremadamente bajos, revelaron una entrada familiar mensual de $600 por debajo del alquiler medio de un apartamento de una habitación en el estado.
En particular, los participantes expresaron que un apoyo financiero modesto podría haber evitado que se quedaran sin hogar, y el 73% creía que un subsidio mensual superficial podría haber sido fundamental durante un período de dos años.
Una conclusión clave es la necesidad crítica de mejorar el acceso a viviendas permanentes asequibles para las sobrevivientes de violencia de género. California enfrenta actualmente una asombrosa escasez de 1 millón de unidades para personas de ingresos extremadamente bajos.
El informe aboga por salidas rápidas de situaciones de abuso, enfatizando la seguridad necesaria para que los sobrevivientes prosperen y se recuperen después de la violencia.
La data también destaca la insuficiencia de los servicios de refugio, revelando que sólo el 5% de los sobrevivientes buscaron refugio predominantemente en refugios de violencia doméstica, mientras que la mayoría soportó condiciones de falta de refugio. Esto subraya el imperativo de ampliar los servicios de refugio para víctimas de violencia doméstica durante momentos de crisis.
Situación en Nueva York
En las conmovedoras palabras de Jennifer White-Reid, jefa de personal y asesora principal del Urban Resource Institute, el mayor proveedor de viviendas temporales para sobrevivientes de violencia doméstica de la ciudad de Nueva York, «Aproximadamente el 40% de las mujeres y los niños en el sistema de refugios familiares para personas sin hogar de la ciudad de Nueva York están allí debido a la violencia doméstica».
Esto se alinea con el mensaje general de que prevenir la violencia doméstica es clave para prevenir la falta de vivienda, y que una vivienda estable fomenta la seguridad, lo que contribuye a reducir ambos problemas.
La historia de Desiree
“Aprendí que puedo levantarme y luchar y entendí que nunca dejaré de hablar porque aunque se necesitan 9 años para lograr un cambio, todavía tuvo un gran impacto en la vida de otras personas”.
Estas palabras pertenecen a Desiree (Dez) Martínez, directora ejecutiva de “No Somos Invisibles”. Ella ofrece un relato crudo y personal de su experiencia con la falta de vivienda derivada de la violencia de pareja.
A través de su defensa, enfatiza la necesidad de cambios en las instalaciones de salud mental, el apoyo local limitado y los desafíos que enfrentan quienes eligen quedarse sin hogar en lugar de volver al abuso.
Estas narrativas exigen colectivamente soluciones integrales lideradas por la comunidad que prioricen la equidad, amplifiquen las voces de los sobrevivientes y aborden las causas fundamentales de la violencia de pareja y la falta de vivienda.