Crecimiento de remesas a Latinoamérica seguirá este año con tendencia a estabilizarse
El auge de remesas en 2022 arrojó nuevas marcas en la mayoría de países del continente americano, algunas naciones centroamericanas vieron crecimientos arriba del 20 %, otros se estabilizaron; pero 2023 sería un año de cambios, según proyecciones.
Miles de inmigrantes de Nicaragua, Guatemala, Honduras y México volcaron en mayor proporción el fruto de su trabajo en Estados Unidos para imponer nuevas marcas sobre ingresos de efectivo en calidad de remesas a esos cuatro países que registraron porcentajes mucho mayores que otras naciones latinoamericanas.
El resto de países a excepción de Haití y República Dominicana también vieron crecer esos flujos de efectivo, que abonan a la economía doméstica y son el soporte principal para millones de familias, según muestras los informes de los bancos centrales de las naciones.
En Washington el experto Manuel Orozco, autoridad en el estudio de las remesas y el impacto de estas para la región comenta a la Voz de América que este 2023 no será la excepción porque seguirán creciendo.
“Las remesas seguirán mostrando crecimiento pero con una tendencia menos fuerte ya que la intensidad migratoria estará disminuyendo para todos los países. El país que tendrá un crecimiento menos atenuado es Nicaragua, ya que este año el volumen pasó de 2.000 a 3.000 millones. Sin embargo, con la excepción de El Salvador, los países tendrán un crecimiento mínimo de 10% este 2023”, pronostica Orozco.
Este experto señala que el año recién finalizado marcó algunas tendencias en el comportamiento de remesas y consolidó algunas pautas sobre el fenómeno cuya base se sostiene en la continuidad de las migraciones.
Desde la unidad de análisis que dirige en Diálogo Interamericano en Washington trazaron las proyecciones del año ajustadas con los informes trimestrales de los bancos centrales de los países de la región.
El Salvador por ejemplo –dice Orozco- tuvo un modesto crecimiento del 4 % que se explica a partir del “desaceleramiento migratorio” en ese país; porque el denominador común para el crecimiento en los flujos de remesas es la continuidad migratoria, sostiene Manuel Orozco.
“Para Guatemala, Honduras y Nicaragua el crecimiento que va de 20 % a 40 % resalta las variaciones en el tamaño de la movilidad humana. Nicaragua registro un movimiento de más de 300,000 personas, un 5 % de su población en 2022 y se reflejó en las remesas. El crecimiento de 20% para los otros dos países también muestra un efecto con unos 65.000 y 56.000 nuevos remesadores en un año”, explica Orozco a la VOA.
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