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La voz de América Latina resonó en el corazón de Nueva York con Cappella Sur

En el Centro Rey Juan Carlos I de España, la agrupación Cappella Sur volvió a recordarle a la ciudad que la identidad también se canta. Entre zambas, valses y sones, la nostalgia cruzó el océano y llenó de acentos latinoamericanos una noche que fue más que un concierto: fue un reencuentro.

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La noche comenzó con un murmullo. Afuera, la ciudad no descansaba, pero dentro del auditorio del Centro Rey Juan Carlos I de España, el tiempo parecía detenerse. Era una de esas noches en las que la música no solo se escucha: se reconoce, se habita. Sobre el escenario, los integrantes de Cappella Sur —un ensamble vocal mixto con raíces en toda América Latina— se preparaban para abrir un viaje coral a través de las fronteras del continente.

El maestro Guillermo Vaisman, de pie frente al coro, levantó las manos y, con un gesto preciso, dio inicio al recorrido. Las primeras notas de Zamba de mi esperanza flotaron en el aire. No era una simple interpretación: era una plegaria de la memoria. La zamba argentina, con su cadencia lenta y melancólica, resonó entre las paredes del recinto como un eco de lo que somos, de lo que fuimos y de lo que aún persiste, incluso lejos de casa.

A medida que la noche avanzaba, la música tejía un mapa invisible de Latinoamérica. Desde el vals peruano Amarraditos hasta el son cubano Songoro Cosongo, la voz colectiva de Cappella Sur unía los fragmentos dispersos de un mismo idioma emocional. Cada canción traía consigo una historia, una raíz, un acento. El público —mezcla de latinos y neoyorquinos— parecía entenderlo sin necesidad de traducción.

Vaisman ha dirigido más de 900 conciertos en el mundo y cuya trayectoria se ha convertido en puente entre la tradición y la contemporaneidad. Nacido en Entre Ríos, Argentina, y residente en Nueva York desde hace años, el maestro no solo dirige: traduce el continente en armonías.

La nostalgia y el orgullo

Hubo momentos de puro desborde emocional. En Ay, mi llanura, de Colombia, la nostalgia se mezcló con orgullo; en Vasija de barro, de Ecuador, la voz del pueblo se elevó sobre el silencio; y cuando el coro interpretó Alma llanera, de Venezuela, más de uno en la audiencia se llevó la mano al pecho.

Las luces suaves, los rostros concentrados y el eco cálido de las voces creaban una atmósfera casi sagrada. Pero había también fiesta. Con El bodeguero y Bachata Rosa, el coro invitó a sonreír, a mover el cuerpo aunque todos estuviesen sentados, a celebrar la vida. Vaisman, dirigía con la pasión de quien ha hecho de la música una forma de resistencia cultural.

Fundado en 2012, Cappella Sur ha construido una trayectoria que trasciende los escenarios. Su misión —difundir la herencia musical latinoamericana en Estados Unidos— se ha convertido en una red de afectos y memoria. Desde sus colaboraciones con la Comisión Latina contra el SIDA hasta su participación en festivales internacionales, el grupo encarna la idea de comunidad a través del arte.

«Cada presentación es una sincera invitación a vivir la pasión, la alegría y la riqueza cultural que definen a nuestro conjunto». Cappella Sur

El repertorio fue un viaje coral y emocional: Chacarera sin final, Verde Romero, Guadalquivir, Cantares… cada título, un pedazo del mapa latinoamericano. Cada arreglo —de Liliana Cangiano, Camilo Matta, Eduardo Ferraudi o Claudio Sanseverino— añadía una capa de textura, como si las voces pintaran con sonido.

Reconocimiento al arte

Cuando el concierto llegó a su fin, con Crece desde el pie, de Alfredo Zitarrosa, el público no dejó de aplaudir. Había algo más que gratitud: era reconocimiento. En ese aplauso largo y sostenido resonaban los recuerdos de abuelos que cantaron esas mismas melodías, de viajes lejanos, de una lengua que se niega a olvidarse.

Nueva York, la ciudad que todo lo mezcla, se volvió esa noche un territorio latinoamericano en miniatura. Un espacio donde las fronteras se disolvían entre coros y silencios, donde la nostalgia encontraba refugio en una melodía compartida.

Antes del final, los integrantes de Caeppella Sur hicieron una reverencia al público, sonrieron y salieron de la sala. No hizo falta decir nada. La música ya lo había dicho todo.

Porque cuando Cappella Sur canta, América Latina no es un lugar: es una emoción que regresa.

Coordenadas de Cappella Sur
Web: www.vaisman.nyc 
Donate: Zelle MARIELA ALONSO
Venmo: @cappellasur2025  
Contacto: 347-624-7923

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Instagram: https://www.instagram.com/cappellasur
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